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Periodismo: Entre la audacia y la verdad

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Por: Octavio Huachani Sánchez

Los riesgos que los periodistas enfrentan en el mundo, se presentan en varios escenarios. Los más frecuentes suceden en países donde existen conflictos políticos. Las agresiones físicas y verbales, las amenazas de muerte, la censura (algunas veces de su propio medio), el hostigamiento policial y judicial, son algunas de ellas. En América Latina, Colombia y Venezuela son los países más riesgosos para ejercer el periodismo.

No es exagerado afirmar que no hay profesionales a los que más trampas se les tiendan que a los comunicadores sociales. Todos:  políticos, empresarios, dueños de los medios, quieren manipularlos, utilizarlos en su beneficio y servirse de su poder. Los halagos, invitaciones y regalos son frecuentes sobre todo a los que están en busca de lograr algún prestigio ante el público. 

Y aunque coincidimos con Gabriel García Márquez en que el periodismo es la mejor profesión del mundo, es necesario mencionar que el trabajo periodístico resulta agotador, a veces monótono y con frecuencia mal remunerado. Esta situación se presta a rivalidades entre colegas para lograr destacar. Y, a veces, en esa búsqueda todo vale. Algunos arman escenarios para dar realismo a sus informes, otros provocan situaciones o arman escándalos por supuestas agresiones que, en realidad no son tales porque están sobredimensionadas con intenciones políticas. 

De otro lado, las agresiones y maltratos a los periodistas tienen vieja data. Aquí dos ejemplos.  

9 noviembre 2020 

Manuel Merino asume la presidencia y desde ese mismo instante, una ola de protestas masivas sacudió a todo el Perú. Durante tres días ciudadanos de distintas regiones del país marcharon exigiendo la renuncia a la presidencia de Manuel Merino.

Jueves 12 noviembre,2020. A eso de las 10 y 30 pm, Alonso Balbuena Bellatín, reportero del Portal Ojo Público, se encontraba en las inmediaciones del Palacio de Justicia, -junto a otros reporteros-, cubriendo la marcha resultó herido en la pierna con una bomba lacrimógena disparada por la policía. Minutos antes la Policía había disparado varias bombas lacrimógenas contra el cuerpo de las personas. Una de ellas alcanzó la pierna derecha del periodista, ocasionándole una herida a media altura de la tibia, que lo obligó a permanecer sentado a la espera de ayuda. Luego de recibir el impacto de la bomba lacrimógena, Balbuena debió enseñar su credencial para no ser golpeado por la Policía. A pesar de estar herido, Balbuena no fue auxiliado por los agentes policiales. 

45 años antes

Miércoles 5 de febrero de 1975. El gobierno de Juan Velasco Alvarado agonizaba en medio de su peor crisis. Dos días después de iniciarse una huelga policial que dejó a Lima desprotegida cientos de efectivos se atrincheraron en el cuartel de Radio Patrulla de La Victoria. Ante esta situación la primera medida adoptada por el Ejército fue enviar tropas hacia el local policial para tomar sus instalaciones.

Enterados, decenas de periodistas fueron llegando al lugar y se apostaron en la vereda frente a Radio Patrulla a la espera de los acontecimientos.

Cerca de la medianoche, una tanqueta se colocó frente a la puerta de Radio Patrulla mientras una voz conminaba a los policías a abandonar el local para evitar problemas mayores.

En ese mismo instante, dos soldados, metralletas en mano, se colocaron frente a los periodistas y los conminaron a abandonar el lugar. “Tienen diez segundos” dijo y mientras rastrillaban sus armas, empezó el conteo: diez, nueve…     

En tropel todos los reporteros y fotógrafos que se encontraban escondidos tras los raleados setos de pequeños jardines, buscaron refugio en los techos de las casas aledañas. Todos menos uno. 

Nunca llegamos a saber cómo el entonces “flaco” Manuel Vilca había logrado ingresar al local de Radio Patrulla junto con la tanqueta y los soldados. Una vez dentro, mientras los milicos iniciaban una balacera disparando a todo lo que se moviera, Vilca también empezó a disparar su cámara fotográfica inmortalizando aquel momento: Con cada disparo su flash iluminaba el local humeante creando un escenario dantesco.

Minutos más tarde un grupo de policías era sacado con las manos en la nuca por la puerta de la avenida Bausate y Mesa mientras un soldado llevaba tomado del cuello al menudo fotógrafo de Caretas. Rodeado de soldados Vilca primero fue trasladado hacia la Prefectura y luego a la prisión de Lurigancho donde permaneció durante tres meses.

Pese a su juventud Manuel supo comportarse como todo un fogueado reportero gráfico: Apenas fue descubierto lo primero que hizo que hacer correr todo el carrete de película de 35 mm para de inmediato sacarlo de la cámara y reemplazarlo por un rollo virgen, el mismo que un oficial sacó de la cámara y lo “veló”. Apenas era sacado de Radio patrulla Vilca tiró el rollo en uno de los jardines colindantes y con señas se lo hizo saber al chofer de Caretas quien luego de una ardua búsqueda pudo encontrarlo y llevarlo a la redacción de la revista.

Periodismo hoy

La aparición de las redes sociales dio paso a que millones de personas compartan datos y fotos, muchas veces contradiciendo lo publicado por los medios de comunicación “serios”. Ni hablar de las opiniones en contra determinado medio que vanamente intentan manipular la opinión pública. 

Esta situación ha terminado con el poco prestigio de que gozaban algunos periodistas en nuestro país. Aun asumiendo que estas críticas muchas veces se justifican plenamente, resulta peligroso generalizar. Hay que entender que no todo lo que su publica en las redes sociales son verdaderas, pero tampoco se debe desecharlas. 

Para los periodistas, el valor más importante es la veracidad. Es decir, informar con exactitud y ateniéndose rigurosamente a los hechos, no especular. En ese sentido, el público debe entender que los contenidos periodísticos que va a recibir contienen una información lo más completa posible, pero aun así incompleta e imperfecta.

Lamentablemente en nuestro medio no es posible esperar de los periodistas una objetividad absoluta. Sin embargo, algunos medios de comunicación y sus profesionales están empeñados en convencer a sus audiencias de sus capacidades para ofrecer un periodismo objetivo como garantía de credibilidad.

Solo la verdad os hará libres

Como dijimos líneas arriba, para los periodistas, el valor más importante es la veracidad. Ese es su capital. Su razón de ser. El engaño, el fraude, la mentira, tiene patas cortas.

No pocos periodistas famosos lo perdieron todo por gozar de una fama efímera.

El semanario alemán ‘Der Spiegel’, uno de los más prestigiosos de Europa, despidió al galardonado periodista Claas Relotius por falsificar artículos «a gran escala». Relotius inventó personajes, engañando tanto a los lectores como a sus colegas». En su descargo Relotius admitió que solo 14 de los 60 artículos que escribió para el semanario alemán eran «una fabricación parcial». El periodista no entendió que con un solo informe falso pervierte una profesión que basa en la verdad.   

En los Estados Unidos, Megyn Kelly, uno de los rostros más conocidos de la televisión de ese país, tuvo que abandonar la cadena NBC después de la polémica generada por su comentario en el que cuestionaba por qué la costumbre de que los blancos se pinten de negro para disfrazarse en Halloween es considerada racista.

Finalmente resulta necesario señalar que cada época está marcada por ciertas circunstancias -político, sociales- que también inciden en el trabajo periodístico. En nuestro país el actual contexto político ha venido a reforzar la importancia de la libertad de expresión y a incrementar la conciencia del público de su derecho a mantenerse bien informado.

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Mi opinión de la semana en FINDE NIUS (año 3 – finde 103)

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Mi opinión sobre las noticias de la semana FINDENIUS (Año 3, Finde 103 – 7/4/2024) – Hablo de: Marlon Brando, la venta de segunda mano, la Calima y mi recomendación videoclip de «Mala ft. Virginia Guantanamera» de TABAIBA

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«Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas», por José Antonio Torres Iriarte

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El comunismo internacional, adscrito a la Tercera Internacional, fue derrotado políticamente cuando cayó el «Muro de Berlín», se disolvió la URSS, se consumó la reunificación alemana y los países de Europa del Este abandonaron la planificación centralizada, optando por la democracia y la economía de mercado. Para un sector de los historiadores del siglo XX, la centuria anterior concluye en 1991, cuando tuvo su punto final la llamada «guerra fría».

Hoy el mundo comprueba cómo un líder autoritario como Vladimir Putin, enarbolando las banderas nacionalistas, decide invadir Ucrania bajo pretexto de defender la seguridad nacional ante el avance de la OTAN y una influencia cada vez mayor de Occidente en los territorios que fueron parte de la URSS o que pertenecieron a la zona de influencia soviética. Lo cierto es que ni la internacionalización de la economía ni la revolución tecnológica en curso han significado el fin de los nacionalismos en el mundo.

La Rusia de los Zares a inicios del siglo XX, posteriormente la Unión Soviética liderando la llamada «revolución bolchevique» en todo el mundo, ni el Ejército Rojo tomando Berlín en 1945, pueden ser negados como hechos relevantes en la historia del último siglo. La Federación Rusa ocupa el asiento que antes tuvo la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si bien es cierto que la economía rusa ha quedado rezagada respecto a las principales economías globales, no puede olvidarse que Rusia sigue siendo una potencia nuclear.

En un escenario internacional cambiante, ha surgido la República Popular China con su enorme fuerza productiva y su cada vez mayor presencia en América Latina y África; así como también la India, con una población ligeramente mayor que China. Rusia no pretende ser actualmente un promotor del comunismo internacional en el mundo; sin embargo, no ha abandonado la cooperación y el asesoramiento militar en América Latina.

Por otro lado, los Estados Unidos desde los años del presidente Clinton pretendieron liderar la expansión de la libertad en el mundo; sin embargo, la Iniciativa de las Américas y el ALCA fracasaron ante el surgimiento en América Latina de gobiernos adscritos al llamado «socialismo del siglo XXI», representados en el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. El marxismo-leninismo, inspirador del castrismo y dogma para los movimientos guerrilleros de la década de los sesenta, fueron replegándose militarmente o devinieron con el tiempo en brazo armado del narcotráfico, como ocurrió en Colombia.

Fidel Castro hábilmente, en los años noventa, ante el colapso de la economía cubana, apostó por abrir la economía cubana a la inversión hotelera y el sector turismo; pero sobre todo optó por desarrollar otras estrategias políticas, alentando el posicionamiento de líderes sindicales como Lula en Brasil o caudillos militares como Hugo Chávez en Venezuela. Fidel Castro no tuvo reparo en recibir a Juan Pablo II en 1998, como muestra de apertura política y religiosa.

Mientras se desarrollaban reformas económicas en Rusia, en Europa se daban pasos seguros hacia la Unión Europea y el establecimiento del euro como moneda única. La Unión Europea incorporó a países de Europa del Este y amplió el radio de influencia de la OTAN, dejándose atrás el Pacto de Varsovia. La globalización de la economía se impuso en un contexto de conflictos nacionalistas o «guerras de baja intensidad», como la ocurrida en los Balcanes. El terrorismo internacional sorprendió al mundo en el 2001, así como la invasión de Irak marcó una época.

En el plano ideológico, los otrora partidos comunistas dejaron de lado las tesis de la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El neomarxismo desde la academia y los organismos no gubernamentales desde la llamada «sociedad civil» ganan espacio político y desarrollan un nuevo discurso que se sintetiza en el derecho al aborto, la ideología de género, el matrimonio igualitario, la eutanasia, el cambio climático, la protección del medio ambiente, los Derechos Humanos y muchos campos más.

En un mundo marcado por el internet y las redes sociales, los multimillonarios o magnates de la globalización han decidido financiar los proyectos de cooperación internacional con una mirada supuestamente progresista. Fundaciones, ONG, gobiernos de Occidente y los organismos internacionales adscritos a la Unión Europea y al Sistema de Naciones Unidas cada vez están más alineados con conceptos ideológicos convertidos en fundamento de las novedosas políticas públicas diseñadas.

Si en el pasado el Fondo Monetario Internacional imponía Ajustes Estructurales en las economías de América Latina, hoy la cooperación internacional pretende virtualmente imponer políticas sesgadas que incluso pueden colisionar con las libertades fundamentales. Lo cierto es que todos aquellos que militaron en partidos y movimientos de izquierda marxista hace unas décadas; hoy son los gestores de organismos no gubernamentales presentes de modo hegemónico en el plano internacional y en la vida nacional de nuestros países.

En el Perú, los otrora integrantes de la Izquierda Unida que en 1985 postuló con poco éxito a Alfonso Barrantes Lingán a la presidencia de la República (frente a Alan García) son actualmente los líderes de la «costra caviar» que deciden la suerte de la política nacional. Diego García Sayán, desde una posición discreta, y Gustavo Gorriti, desde el Instituto de Defensa Legal, junto con decenas de ex militantes de la Izquierda Unida de los años ochenta y cuadros políticos y activistas más jóvenes, son los voceros de un sin número de ONG que pretenden erigirse en autoridad moral y censores de la política nacional.

Si Occidente equivocadamente creyó que los nacionalismos serían superados por el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la revolución tecnológica y el avance de la libertad en el mundo; ocurre lo mismo en el plano ideológico ante el avance de un globalismo avasallador financiado irresponsablemente, sobre todo «por los nuevos ricos» en tiempos de crecimiento del comercio internacional. La agenda de Naciones Unidas esconde una ideología que pretende imponerse por encima de valores fundamentales como la libertad humana y la familia.

El presidente Joe Biden está lejos de ser un líder que defiende la libertad, por ello su gobierno no tuvo reparo en acercarse y llegar a acuerdos con el dictador Nicolás Maduro, levantando parte importante de las sanciones económicas impuestas. Biden confió en que el gobierno venezolano convocaría a elecciones libres y transparentes. Hoy la tiranía de Caracas se mantiene fuerte, impidiendo la postulación de María Corina Machado a la presidencia; del mismo modo, Díaz Canel reprime al pueblo cubano, así como lo hace la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua. Las tiranías deben ser depuestas en el mundo. Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas deben prevalecer. Es el momento de defendernos de las tiranías, del globalismo avasallador y de las nuevas formas de imperialismo.

José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

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