Cinco narcotraficantes de una mafia paraguaya, que habían robado una avioneta, se estrellaron en campo abierto cerca de la ciudad de Villa Ángela, en provincia de Chaco, al norte de Argentina, debido a que se les acabó el combustible por no saber pilotear la aeronave.
Según la prensa argentina, la avioneta, una Cessna 206 con monomotor de ala alta y capacidad para cuatro personas, fue robada en el “Aeroclub Villa Ángela” por presuntos integrantes de una organización narcocriminal paraguaya. Cuando la nave estaba en pleno vuelo, a la persona que la estaba conduciendo se le olvidó abrir el paso de nafta, ya que el sistema de cierre está oculto, por lo que el combustible se gastó rápidamente. Uno de los ocupantes murió de forma instantánea al salir despedido de la aeronave, mientras que los cuatro fallecieron envueltos en llamas debido a que la Cessna se incendió en pleno vuelo.
En el lugar del accidente la policía argentina encontró varios guaraníes, moneda oficial del Paraguay, una gorra del equipo de fútbol Cerro Porteño, una pistola calibre 40 y un teléfono satelital, que típicamente utilizan los miembros de los cárteles, de lo que se desprende que los sujetos eran de nacionalidad paraguaya. Los cinco individuos habían abierto la puerta de ingreso al club de aviación utilizando una palanca y pinzas.
También desactivaron una de las cámaras de seguridad, pero fueron captados por otra. Por su parte, fiscalía de Villa Ángela consideró que ese material audiovisual será clave para poder identificar a los fallecidos en el accidente aéreo.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.