Lima Norte
Abrir la cancha – Señal Alternativa

“La fragmentación electoral no es la causa, sino el síntoma de un fenómeno más profundo y casi imposible de remediar a través de una reforma normativa”.
Hemos querido reformar nuestro sistema político desde hace 20 años y hemos fracasado repetidamente. En el 2005, 2009, 2016, 2019 y 2023 se hicieron modificaciones sustantivas a la Ley de Organizaciones Políticas, originalmente aprobada en el 2003. Con la parcial excepción de los cambios introducidos en el 2019, la reforma política ha tenido una constante: intentar reducir la oferta electoral a través de requisitos y umbrales de acceso (valla electoral). A principios de los 2000, luego de que los partidos tradicionales se fragmentaran en miles de candidaturas independientes, la mayoría de los expertos consideraba que era necesario incluir en la legislación mecanismos que limitaran el ingreso a la competencia electoral de vehículos personalistas y partidos ad hoc. El resultado esperado de la primera ley de partidos era que, en el mediano plazo, tanto políticos como electores convergiesen en unos pocos partidos nacionales.
Como es evidente, esto nunca ocurrió, a pesar de que el Perú figura entre los países con más burocracia para inscribir un partido en América Latina y tiene uno de los umbrales de representación más elevados de la región. Es posible argumentar, además, que, en el contexto actual, las medidas de control de la oferta política están contribuyendo a la cartelización de la representación congresal. Como ha sugerido Augusto Townsend en estas páginas, los partidos en el Congreso parecen comportase crecientemente como empresas coludidas entre sí para repartirse el mercado y afianzar su ventaja de incumbencia. Recientemente, aprobaron reincorporar la presentación de firmas de adherentes como requisito para la inscripción de nuevas agrupaciones, lo que había sido modificado en el 2019 por un porcentaje menor de afiliados. Esto significa, en la práctica, barreras de ingreso más altas para nuevos partidos.
También se han afianzado las barreras para políticos individuales. La anulación de elecciones primarias abiertas, donde participase el conjunto de la ciudadanía, resta oportunidades de acceso a personas sin contacto directo con quien encabeza el partido. Ello devuelve o, mejor dicho, preserva la capacidad de control de las listas parlamentarias del candidato presidencial y sus allegados cercanos (en Lima, Trujillo o Huancayo), y asegura la permanencia de prácticas informales de selección de postulantes. Las elecciones primarias abiertas, por supuesto, no aseguraban una mejora inmediata en la calidad de la oferta ni mucho menos la revitalización de militancias en un país donde, de acuerdo con el Barómetro de las Américas, solo el 8 % de los ciudadanos dice tener confianza en los partidos políticos, pero iba en la dirección correcta en un aspecto que creo fundamental: abrir el acceso a la competencia política.
Si durante 20 años la constante en la reforma electoral ha sido limitar la oferta, ha llegado el momento de repensar esta orientación. Quiero dar aquí dos motivos de por qué. Primero, ha quedado ya bastante claro que más regulación y barreras de ingreso no es equivalente a partidos más competentes o responsables ante sus electores. Por lo general, estos mecanismos beneficiaron a aquellos con recursos suficientes para superar los cercos burocráticos. Tampoco contribuyeron al sistema en su conjunto. Nuestra valla congresal, por ejemplo, no ha impedido la extrema fragmentación de las bancadas ni disuadido el emprendedurismo político. De acuerdo con el politólogo Karel Kouba, los umbrales de representación tienen un efecto desestabilizador en los sistemas de partidos de América Latina y son un predictor estadísticamente significativo de alta volatilidad electoral. Más aún, a lo largo de este mismo período, la dificultad para inscribir partidos generó situaciones insólitas de candidatos electoralmente viables, pero sin inscripción, como Ollanta Humala en el 2006 y Julio Guzmán en el 2016.
Segundo, colocar barreras de ingreso y requisitos formales para fortalecer la representación es como querer curar la bronquitis con jarabe para la tos. La fragmentación electoral no es la causa, sino el síntoma de un fenómeno más profundo y casi imposible de remediar a través de una reforma normativa: la ausencia de vínculos entre partidos y electores. En el Perú, la demanda electoral no tiene preferencias partidarias preestablecidas y puede cambiar radicalmente de una elección a otra. En el 2021, cuatro agrupaciones nuevas concentraron cerca del 50% de la votación presidencial, mientras que el Frepap, que había sorprendido con su desempeño un año antes, no logró superar la valla, así como tampoco el Partido Nacionalista, el único que alguna vez había ocupado el gobierno nacional aún en competencia. La formación de nuevos emprendimientos políticos responde centralmente, entonces, a un ambiente de extrema volatilidad, donde hay una demanda constante por opciones diferentes a las existentes.
Por ello, es un error pensar que al limitar la oferta se van a generar efectos positivos en la demanda. Al contrario, fomenta una mayor alienación en los electores (obligados a escoger entre opciones deficientes) e incentiva a los políticos a ser menos receptivos a la opinión pública. Este es el escenario propicio para el aprovechamiento de los cargos públicos en beneficio personal. Sin embargo, existe un tabú muy fuerte alrededor de propuestas para reducir las barreras de ingreso. Incluso Carlos Meléndez, quien en una columna reciente ha acusado a los “reformólogos” de keynesianismo político, concluye diciendo que antes de abrir el sistema hay que pensar en candados que limiten el acceso al mercado electoral.
Pero esos candados no han dado resultado. Limitan la fragmentación de manera artificial, sin controlar la volatilidad. Por ello, propongo abrir la cancha y tolerar, al menos de manera transitoria, una alta fragmentación. El beneficio de hacer esto es facilitar canales de acceso para políticos de mejor calidad, quienes hoy enfrentan amplias dificultades para poner su nombre en la boleta electoral. Esto también abre las puertas a los aventureros, por supuesto. Pero, con el riesgo de repetirme, el sistema político no será reformado porque encontremos una fórmula legal mágica, sino que implica trabajo de fondo. Abiertas las puertas, la sociedad civil y los empresarios comprometidos con el país tienen la oportunidad de fortalecer candidaturas y emprendimientos políticos que apuesten por el servicio público. Abrir la cancha implica prepararse para competir en política seriamente, y hoy esa es una tarea más urgente que nunca.
Fuente: El Comercio – Mauricio Zavaleta – Politólogo
Lima Norte
Toman medidas ante tachas maliciosas contra inscripción de partidos y alianzas. – Señal Alternativa

Durante proceso electoral 2026.
El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) informa que, frente a la denuncia de diversas organizaciones políticas sobre la presentación de presuntas tachas maliciosas en los procedimientos de inscripción de alianzas electorales, ha dispuesto acciones concretas orientadas a garantizar la legalidad, la transparencia y la buena fe en dichos procesos.
En reciente jurisprudencia, el Pleno del JNE ha precisado que, en aplicación del artículo 73 del Reglamento del Registro de Organizaciones Políticas (ROP), la Dirección Nacional de Registro de Organizaciones Políticas (DNROP) está facultada —y obligada— a evaluar la improcedencia liminar de las tachas que evidencien prácticas dolosas, sin necesidad de convocar a audiencia.
Esta medida busca cerrar el paso a conductas ilícitas y preservar la equidad en el proceso de inscripción de organizaciones políticas.
De manera especial, se tendrá en cuenta aquellos casos en los que la tacha se sustente en la reserva fraudulenta de denominaciones en registros públicos (SUNARP o INDECOPI), lo que contraviene el principio de buena fe procedimental.
En tales circunstancias, la DNROP podrá declarar su improcedencia de manera inmediata y, cuando corresponda, remitir copias a la Procuraduría Pública del JNE y al Colegio de Abogados al que pertenezca el profesional que haya autorizado el escrito, para que se determinen las responsabilidades del caso.
Asimismo, el JNE recuerda que ya se ha puesto en conocimiento del Ministerio Público y de la Procuraduría de la institución una denuncia contra un ciudadano que, de manera reiterada, habría actuado con fines ilícitos y extorsivos al interponer tachas en procesos de inscripción.
Se ha solicitado que se lleven a cabo las investigaciones correspondientes y que se apliquen sanciones con el máximo rigor de la ley a quienes pretendan distorsionar la participación democrática.
Finalmente, el organismo electoral hace un llamado a todas las organizaciones políticas a denunciar estos hechos sin demora, a fin de interponer las acciones legales pertinentes y evitar que actos maliciosos e ilícitos entorpezcan el normal desarrollo de las Elecciones Generales 2026.
Fuente: Andina
Lima Norte
Fiesta de la Porciúncula congrega a miles de fieles en convento Los Descalzos. – Señal Alternativa

Devotos reviven tradición franciscana con misa y reparto de la sopa milagrosa del perdón.
Miles de fieles acudieron al convento Los Descalzos, en el tradicional distrito del Rímac, para participar en la Fiesta de la Porciúncula, también conocida como El Perdón de Asís, una celebración religiosa que cada 2 de agosto reúne devotos en torno a la espiritualidad franciscana.
Desde muy temprano, voluntarios y colaboradores comenzaron la preparación del emblemático puchero en grandes ollas, con ingredientes donados por la comunidad. El alimento, que es distribuido gratuitamente, es considerado por los asistentes una “sopa milagrosa”, capaz de brindar salud espiritual y física, especialmente entre los adultos mayores, que forman el grupo mayoritario en este evento.
La jornada se inició con la misa central en el templo del convento, presidida por los padres franciscanos, quienes también ofrecieron la tradicional bendición de los alimentos. Posteriormente, cientos de personas formaron largas filas para recibir una porción de esta comida, que simboliza la caridad, el perdón y el espíritu de comunidad.
El tradicional “puchero franciscano” es una sopa elaborada a base de zapallo, cebolla, zanahoria, papas, choclo, col, fideos y yuca. Además, incluye carne de pollo, res y cerdo.
Historia
La Fiesta de la Porciúncula conmemora la indulgencia plenaria que san Francisco de Asís obtuvo del papa Honorio III en 1216 para quienes visitaran la pequeña capilla de la Porciúncula, en Asís (Italia), o cualquier templo franciscano del mundo cada 2 de agosto, cumpliendo ciertos requisitos de confesión, comunión y oración.
En Lima, esta tradición ha encontrado un arraigo especial en el convento Los Descalzos, un recinto histórico fundado en el siglo XVI, que cada año recibe a miles de creyentes en busca de perdón, consuelo y fe.
Cabe destacar que el Ministerio de Cultura declaró a la Fiesta de la Porciúncula Patrimonio Cultural de la Nación, el 2019. La decisión obedece a que esta festividad religiosa es una expresión de los valores de comunión y solidaridad entre sus diversos participantes, siguiendo los principios que animaron al fundador de la orden franciscana; y por ser una tradición vinculada desde sus inicios a la historia y cultura de uno de los distritos más antiguos de la ciudad capital.
Fuente: Andina
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