El número de pacientes de COVID-19 se está disparando en Beijing, alertaron las autoridades chinas, tras la decisión de relajar las restricciones sanitarias que hasta ahora habían permitido al país contener la epidemia.
Hasta principios de diciembre, solo algunos pobladores de Beijing conocían a alguien cercano que se hubiera infectado, pero esto parece estar cambiando, según publicaciones en redes sociales e informaciones oficiales.
En la capital, las autoridades indicaron el lunes que más de 22,000 pacientes habían llegado a los hospitales de Beijing el día anterior, 16 veces más que el domingo anterior. “La tendencia a la rápida propagación de la epidemia en Beijing sigue”, declaró a la prensa Li Ang, portavoz del departamento de salud de la ciudad.
“El número de consultas por fiebre y estados gripales ha aumentado significativamente, y el número de llamadas (…) a los servicios de urgencias se ha disparado”, añadió. protección de las poblaciones de zonas rurales ante nuevas olas de coronavirus a medida que el país registra un incremento de los casos mientras se ve forzado a flexibilizar las severas medidas impuestas en el marco de la política de ‘cero COVID’ del presidente, Xi Jinping.
En una nueva directiva, el Mecanismo de Control y Prevención del Consejo de Estado ha pedido a los hospitales y clínicas locales garantizar los servicios médicos y el tratamiento adecuado para pacientes de alto riesgo en estas zonas, especialmente para personas de edad avanzada y patologías previas.
Desde la semana pasada, China está abandonando paulatinamente las fuertes restricciones impuestas a causa de la pandemia a raíz de las protestas registradas en varios puntos del país precisamente contra estas medidas.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.