Israel fue sacudido ayer por un ataque sorpresa por tierra, mar y aire por parte del grupo islamista Hamás desde Gaza, que —incluyendo el balance preliminar de la contraofensiva israelí— causó más de 500 muertos y al menos 3,000 heridos en ambos bandos.

Los rebeldes lanzaron 2,500 misiles, según el ejército israelí, y hasta 5.000, según un portavoz de la milicia palestina, contra el sur y el centro de Israel, incluyendo Jerusalén y Tel Aviv. El ataque dejó cerca de 300 fallecidos y más de 1,500 heridos.

En tanto, la contraofensiva israelí en Gaza provocó la muerte de al menos 230 palestinos y hay más de 1.600 heridos. El primer ministro Benjamin Netanyahu describió la situación: “Estamos en guerra y la ganaremos”, luego del ataque de Hamás, considerado un grupo terrorista por Israel, EE.UU. y la Unión Europea.

“No abran las puertas, cierren las ventanas, estamos realizando búsquedas en la zona”, avisó el alcalde de Sderot, ciudad donde empezó el ataque.

Los enfrentamientos se producen en el 50º aniversario de la guerra de 1973, cuando los estados árabes bombardearon a Israel en Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío.

El exportavoz internacional de las FDI, Jonathan Conricus, comparó el ataque con el “momento tipo Pearl Harbor” para el país.

Una de las víctimas mortales, el argentino Rody Skariszewski, de 56 años, vivía en Moshav Ohad, al sur de Israel, a 15 minutos de la frontera con la Franja de Gaza. Solo salió a pasear y uno de sus hijos lo halló sin vida.