Tras la expiración del Título 42, que les permitía permanecer en territorio norteamericano, los migrantes que se encuentran varados en la frontera de Matamoros, Tamaulipas, en el norte de México, cayeron en crisis nerviosas y no dejaron de lanzarse al río Bravo, mientras los militares estadounidenses refuerzan la malla con púas y más agentes se suman a su tarea en la zona que las familias emplean para cruzar.
También en las últimas horas, los venezolanos, principalmente, y personas de diversas nacionalidades, se abalanzan en grandes cantidades sobre la orilla del caudal para pasarlo caminando, con niños y bolsas negras, donde llevan sus pertenencias.
“Es una situación compleja, hay muchísima gente que ya está desesperada. Una venezolana estaba llorando, estaba en crisis nerviosa, precisamente porque se va acercando más la hora, se termina este Título 42 y ya muchos están en desesperación”, expresó el coordinador de socorros de la Cruz Roja en Matamoros, Francisco Ponce.
De acuerdo a información que proporcionó el socorrista, en las últimas 48 horas han pasado de manera irregular a Estados Unidos en esta zona alrededor de 5,000 personas, aunque algunas ya han sido devueltas a este municipio de manera expedita.
En la ribera del río Grande los agentes federales trabajan a marchas forzadas, extendiendo la alambrada con filo por el bordo y además se observan más elementos de las diversas corporaciones, algunos con escudos antimotines que solo observan el paso de los solicitantes de asilo.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.