La Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que un 90% de la población mundial goza actualmente de cierta inmunidad al COVID-19, aunque advirtió de la amenaza de una nueva variante muy peligrosa.
“Estamos mucho más cerca de poder decir que la fase de emergencia de la pandemia ha terminado, pero aún no hemos llegado a ella”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Alertó que se están generando condiciones que abren la puerta a una nueva variante del virus, que puede superar la dominante ómicron.
“Los huecos en la vigilancia, en las pruebas, en la secuenciación y en la vacunación siguen creando las condiciones perfectas para que surja una nueva variante preocupante que podría causar una mortalidad significativa”, advirtió. Tedros recordó que el pasado fin de semana se cumplió un año desde que la OMS informó de una nueva variante más contagiosa, la de ómicron.
“Actualmente existen más de 500 subvariantes de ómicron y todas son altamente transmisibles. Presentan además mutaciones que les permite escapar más fácilmente de la inmunidad”, recordó Tedros. Los países han comunicado a la OMS 6,6 millones de muertes por COVID-19. También se han registrado casi 640 millones de contagios.
La agencia sanitaria de la ONU insiste en que los datos no reflejan el verdadero número de víctimas. La semana pasada se registraron más de 8,500 muertes por COVID-19. Tedros añadió que es una cifra que “no es aceptable” después de tres años de pandemia, cuando ya “tenemos tantas herramientas para prevenir infecciones y salvar vidas”.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.