La violencia se volvió a desatar en varias ciudades de Francia por quinto día consecutivo, tras la muerte de un adolescente de 16 años que fue abatido por la policía el pasado lunes en un control de tráfico. De acuerdo con el Ministerio del Interior del país galo se detuvo un total de 710 personas y al menos 45 policías resultaron heridos en todo el país el último sábado.
Los disturbios se extendieron desde los suburbios de París, donde se originó el conflicto, hasta otras localidades como Lyon, Marsella, Burdeos o Nantes. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes de origen inmigrante, quemaron vehículos, contenedores y mobiliario urbano, y lanzaron piedras, cócteles molotov y petardos contra la policía, que fue respondido con gases lacrimógenos y balas de goma. Para contrarrestar los violentos disturbios, que sacuden Francia desde el pasado martes, otra vez se movilizaron 45,000 policías y gendarmes para dar seguridad a la ciudad.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, condenó la violencia y dio su apoyo a las fuerzas del orden. También anunció una investigación independiente sobre las circunstancias de la muerte del joven, identificado como Malik O., que según la versión policial intentó huir de un control y embistió a un agente con su motocicleta. La familia del fallecido ha denunciado un uso excesivo de la fuerza y ha pedido justicia y calma.
De otro lado, la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) ha convocado para hoy a una protesta en todos los ayuntamientos del país tras el ataque contra la casa de un alcalde en una localidad cercana a París, anunció el presidente del organismo.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.