Incierto. Pedro Castillo marcó este 2021 con su fuerza en la campaña electoral y también con su mudez y yerros en Palacio. Para unos no sabe qué mandatario ser, para otros sigue sintiéndose un candidato y hay quienes creen que solo quiere sobrevivir como jefe del Estado. Para la mayoría es toda una incógnita.
El 28 de julio sus padres se encontraban allá en lo alto, hacia el lado izquierdo, en el palco del Parlamento donde destacaban los sombreros chotanos tejidos con paja de palma. En cierto momento de su discurso, Pedro Castillo levantó la cabeza y miró a Ireño y Mavila, emocionado. Lo hizo cuando comentó “yo también soy hijo de este país fundado sobre el sudor de mis antepasados”. Fue un discurso elogiado por sus seguidores y hasta algunos opositores lo reconocieron.
¿Qué pasó con este hombre del discurso prometedor? ¿Qué sucedió en estos 5 meses de gobierno con el cajamarquino que tenía que caminar de niño dos horas entre trochas y sembríos desde Puña hasta llegar a su escuelita de Chugur, el que ya de mayor se convirtió en rondero y profesor rural, el que no dejaba de ayudar a su padre Ireño a seguir cosechando la papa blanca, la arveja, el maíz? ¿Ha sido ese José Castillo, quien consiguió más de 8 millones de votos en la segunda vuelta, el presidente que todos esperábamos?
¿Lo que no pudo ser?
Analistas y académicos coinciden en que Castillo no se convence aún de ser el primer mandatario del país. Para la historiadora Carmen Mc Evoy, “no ha podido demostrar que es el presidente de Perú”. Para el politólogo Martín Tanaka, “no sabe qué tipo de presidente quiere ser”. Para Vergara es “una oportunidad perdida descomunal”.
Paula Távara, politóloga y docente universitaria, se refiere al cambio que Castillo no ha dado: “Castillo no esperaba llegar a segunda vuelta, pero lo hizo. Y entonces tenía que ser capaz de transformarse de candidato a presidente. Ese cambio no lo ha dado. Seguimos escuchando sus discursos de candidato, sin la profundidad y convicción que necesitaría, ya a estas alturas, un jefe del Estado”. Ya con la campaña electoral y con mayor razón con su triunfo hay un conjunto de expectativas, de representación, que Castillo encarnó y “no ha cumplido”, entiende Távara.
Esto puede haber ocurrido porque “no había construido un liderazgo político” y lo favorecieron “las circunstancias y la calidad del resto de actores políticos”.
En modo sobrevivencia
El juicio del analista Fernando Tuesta Soldevilla es contundente ante el gobernante de 52 años, que se hizo conocido por la huelga de profesores de 75 días, en el 2017, y que dependió en un primer momento de las posiciones de Perú Libre y Vladimir Cerrón. Y que luego padeció sus propias indecisiones.
“Este primer semestre del mandato del presidente Castillo ha sido el peor de todos los presidentes que se recuerda. Ha sido una decepción para sus votantes y creo que también sorprendió a quienes no votaron por él. No es solo su falta de experiencia política, sino su incapacidad de tomar decisiones que congreguen a un grupo de personas que se hagan cargo de la administración del Gobierno”.
Este primer semestre ha sido, en definición de Tuesta, de sobrevivencia. “Muchos de los problemas que tuvo se originaron en su propio entorno y sus decisiones. Le dio tela para cortar a una oposición que ya quiere verlo fuera del Gobierno”.
“Tiene, además, una gestión antirreformista porque donde se había logrado avances, como la reforma política, educación, transporte, fueron tomados por el Gobierno de manera contraproducente”.
Tuesta observa que el presidente no ha avanzado en sus promesas más notorias, como la constituyente, la segunda reforma agraria o la reforma tributaria, “y difícilmente avanzará porque el presidente sigue siendo una incógnita, no se sabe qué camino va a tomar”.
¿Qué podría hacer?
Al acabar el año, una vez más Castillo permanece en silencio. No ha aclarado denuncias de corrupción o irregularidades, no da detalles, no sienta posición. Y sigue sin dar entrevistas.
“Si el silencio del presidente es motivado porque él mismo considera que puede cometer errores, como que ha sucedido, enhorabuena, pero si el silencio es una forma de entender la política, cuando la política es comunicación, entonces sí que ha ingresado a un ámbito muy pantanoso”, alerta Tuesta.
Ya ha prometido dejar atrás los silencios el 2022. Pero en el nuevo período sería mejor que recupere lo que Paula Távara advierte, que “no tiene objetivos de gobierno y hay dudas en su capacidad de liderazgo”.
Para el politólogo y autor de El último dictador, José Alejandro Godoy, a Castillo quizá solo le quede irse al centro político.
“No podrá con lo de la constituyente. No es demanda popular y en todo caso la estiman para temas más punitivos. No podrá hacer grandes cambios macroeconómicos. El contexto internacional y el consenso, incluso entre ministros como Francke, es no mover nada”.
Ya este Gobierno, como explica el analista del IEP Raúl Asensio, ha demostrado en cinco meses “una más de las singularidades de la política peruana: nos gobierna una izquierda que parece de derecha”.
“No podemos decir que haya sido una sorpresa. Castillo nunca quiso engañar a nadie. Ya en la campaña, el trasfondo reaccionario estaba ahí para quien quisiera verlo. Nunca ocultó su profunda desconfianza respecto a la modernización de la educación. Tampoco su desprecio por la prensa, su gusto por la parafernalia nacionalista o la pulsión xenófoba que quedó de manifiesto con la frustrada expulsión de migrantes venezolanos cazados para el espectáculo televisivo”.
Asensio indica que esa “agenda en otros países sería catalogada de derecha o incluso de extrema derecha, similar en mucho a la de Trump, Orban o Salvini, pero revestida de retórica indigenista y de izquierda”.
Ciertamente, desde que inicie el 2022, Castillo no tendrá margen para el error.
Lo señala Tuesta: “No tiene muchas posibilidades, o regresa al redil de Perú Libre, con los costos que conocemos, o morigera su discurso, archiva algunas promesas, suspende otras, para sobrevivir. El horizonte no se le presenta halagüeño”.
La ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Fanny Montellanos, expresó su plena confianza en que el Congreso de la República otorgará el voto de confianza al gabinete liderado por Eduardo Arana.
Sus declaraciones se dieron tras presidir el taller “Adaptación de Intervenciones basadas en evidencia”, organizado por el MIMP, como parte del fortalecimiento institucional del sector.“Estamos seguros de que nos van a dar el voto de confianza. Este es un gabinete que promueve el diálogo con resultados. Es un gabinete muy cohesionado, que busca la unidad y también la articulación”, afirmó la ministra Montellanos, tras referirse a las reuniones sostenidas por la presidenta Dina Boluarte y el jefe del Consejo de Ministros con diversas bancadas parlamentarias.
Durante el evento, la titular del MIMP remarcó que su gestión se rige por dos ejes transversales fundamentales: la articulación y el uso de evidencia para el diseño de políticas públicas. “Contamos con un convenio que nos permite aterrizar nuestras políticas y buscar no solamente más ciencia, sino más evidencia para transformar historias y vidas.
Ese es nuestro principal objetivo”, enfatizó.El taller, que forma parte de la implementación de la metodología IPV – Marco ADAPT+, busca fortalecer capacidades técnicas dentro del ministerio, promoviendo la adaptación de intervenciones basadas en evidencia científica.
Montellanos hizo un llamado al personal del MIMP a participar activamente en estos espacios de capacitación, que consolidan el enfoque técnico del sector.
Con el firme compromiso de seguir promoviendo la participación activa de la mujer en la vida política y democrática del país, la Oficina de Participación Ciudadana del Congreso de la República, bajo la dirección de la Dra. Milagros Salazar, organiza el Plenario Regional de Lima Metropolitana del Parlamento Mujer 2025, que se llevará a cabo los días 24 y 25 de abril en el Auditorio José Faustino Sánchez Carrión del Palacio Legislativo.
Durante dos jornadas, decenas de mujeres representantes de diversos distritos de Lima asumirán simbólicamente el rol de congresistas, debatiendo, proponiendo y aprobando iniciativas legislativas en un ejercicio democrático que fortalece su liderazgo y su presencia en el espacio público.
Esta experiencia única no solo visibiliza el potencial transformador de las mujeres, sino que también reafirma el compromiso del Congreso con la construcción de una ciudadanía activa, inclusiva y comprometida con el futuro del país.
“Con este programa, el Congreso abre sus puertas a las voces femeninas que, desde sus comunidades, lideran cambios reales y proponen soluciones concretas”, destacó la Oficina de Participación Ciudadana.
El evento incluirá espacios de formación, diálogo directo y reflexión colectiva, con el objetivo de inspirar a más mujeres a involucrarse activamente en los asuntos públicos.