Cuando circulaba en su limusina por las calles de Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, habría sufrido un atentado del que salió ileso, pero murió el chofer de uno de los cinco carros que lo escoltan, mientras que otros tres miembros de su comitiva estarían desaparecidos.
El supuesto suceso, que aún no ha sido confirmado oficialmente, ocurrió cuando Putin estaba camino al Gran Palacio del Kremlin (su residencia). De pronto, el primer coche escolta fue bloqueado por una ambulancia. El segundo dio la vuelta sin detenerse y, cuando el tercero (en el que viajaba el mandatario ruso), se disponía a hacer lo mismo, sonó un “fuerte golpe de la rueda delantera izquierda”, seguido de “bocanadas de humo”, asegura el medio, según los medios rusos.
Ante esta situación, la comitiva tuvo que reducir la velocidad por el incidente y, “a pesar de los problemas de dirección”, llegaron al destino. “El jefe de la seguridad personal del presidente y otros están suspendidos y detenidos. Un estrecho círculo de personas estaba al tanto de los desplazamientos del presidente en esta comitiva”, detalla el medio ruso Telegram.
Tras el accidente, los tres empleados que iban en el primer vehículo de la comitiva (el que paró en seco) desaparecieron, según cuenta el canal ruso de Telegram. El carro fue encontrado a pocos kilómetros del incidente, pero completamente vacío.
En la ambulancia que inició el accidente, hallaron a un hombre muerto en el asiento del conductor. El diario británico The Sun también dio la información y detalló el convoy presidencial fue atacado con explosivos.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.