Mi relato
EL POTAJITO DE VERDURAS
ha sido publicado en la Revista Literaria Aguaviva.
Aquí se pueden descargar el PDF de la revista
REVISTA LITERARIA AGUAVIVA
Y, próximamente, será editado en formato fanzine.
Por César Ortiz Anderson (*)
El mundo nuevamente está viviendo la agresividad de la segunda y tercera ola de la pandemia. Estas nuevas mutaciones del virus están contagiando y matando a un mayor número de personas, incluso jóvenes, y sin duda debemos prepararnos para escenarios que podrían ser muy difíciles y complejos. La pandemia no se acabará en un corto plazo y todos los esfuerzos deben ser para la salud, economía y seguridad ciudadana. Hay muchas otras crisis, pero las nombradas tienen la prioridad en este momento.
Que el mundo no será como antes de la pandemia, es una realidad. Las personas seguirán trabajando en un número importante desde sus hogares, se mantendrán y aumentarán el uso de la banca móvil, el comercio electrónico en general, las plataformas digitales, las compras por delivery, las citas médicas, pero también las relaciones sociales e interpersonales. Hoy más que nunca todos deben reevaluar su seguridad de manera integral y preventiva, empezando por la familiar y vecinal.
Aprosec, desde hace años, viene proponiendo la seguridad grupal, pero desde las cuadras, edificios, condominios, una seguridad con un espíritu preventivo disuasivo. De ninguna manera enfrentando a esta criminalidad violenta, sino evitando, con un comportamiento adecuado, ser la próxima víctima y convertirnos en una fría estadística más. La seguridad pública no podrá darse abasto para neutralizar a la delincuencia, la justicia seguirá con sus problemas de ineficiencia y corrupción al igual que el sistema penitenciario, son muchas prioridades y urgencias.
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Un estudio de la universidad de Harvard señala, en una estimación, que el 0.5% de la población de ese entonces murió con la gripe española -hoy serían 550 millones de personas- y un tercio de la población se infectó. En aquella pandemia murieron 17 millones de personas, fue por ello que la Liga de las Naciones, organismo que antecedió a la ONU, creó, en 1948, la Organización de la Salud, y tras la creación de la ONU, fue creada la Organización Mundial de la Salud.
Es más que interesante la historia de dos ciudades de los EE.UU., San Luis y Philadelphia, que tomaron frente a la pandemia medidas diametralmente opuestas. Ambas organizaron desfiles para promover el bono de guerra, mientras que Philadelphia, decidió seguir adelante con el evento a pesar que se dieron los primeros casos de la enfermedad, San Luis decidió cancelar el evento. Un mes después, en Philadelphia, se dieron más de 10,000 contagios, en cambio en San Luis llegaron a 700 contagiados. Se demostraba científicamente que el confinamiento y distanciamiento social daban resultados positivos. Además, varios estudios demostraron que aquellos municipios que habían prohibido reuniones masivas y además habían cerrado lugares públicos como escuelas, teatros, bares e iglesias, habían tenido el menor número de contagio y muertes. ¿Tan difícil era investigar a fondo los resultados de esta pandemia?
La historia tiende a repetirse cuando no aprendemos debidamente la lección. Sin duda, en muchos países la guerra avisada sí mató y sigue matando gente. El único presidente de Latinoamérica que falleció por la pandemia fue Rodríguez Alves (Brasil), curioso cuando uno recuerda las medidas que no tomó Bolsonaro.
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El historiador español, Jaume Claret Miranda, investigador de la universidad Pompeu Fabra, señala que la memoria luego de estos eventos se hace corta, pero sí dejó algunos cambios, usos y costumbres que al paso de los años se olvidaron, como el de la higiene personal, y distanciamiento social, como una primera preocupación primaria preventiva, se incrementó una cierta preocupación sobre el humanismo, una voluntad de obras de saneamiento en las grandes ciudades.
Finalmente, en lo que la mayoría de historiadores y expertos en salud coinciden y destacan como primera lección del pasado, es que “cualquier medida antes de la pandemia se califica de exagerada y en cambio posteriormente son consideradas como insuficientes”.
Espero que sobre todo los políticos, y en especial los dos candidatos que han pasado a segunda vuelta, lean este por lo menos interesante resumen, que ningún asesor de este gobierno lo ha propuesto como debate.
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EL POTAJITO DE VERDURAS
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El municipio advierte la existencia de ‘colectivos’ que trasladan pasajeros y bicicletas hasta la cima del morro. La ATU afirma que no cuentan con autorización para realizar el servicio de transporte ni tienen las condiciones adecuadas. El Comercio verificó que algunas combis arrastran papeletas y sus choferes han sido multados. Los ciclistas, por su parte, piden que se escuche su postura para encontrar una solución.
Más que un mirador natural con vistas privilegiadas de la costa del Pacífico, el Morro Solar de Chorrillos es un espacio emblemático declarado zona histórica intangible e integrante del Patrimonio Cultural de la Nación desde 1986. También es uno de los destinos favoritos para la práctica del ciclismo de montaña y downhill. Hoy, sin embargo, es escenario de una controversia entre la municipalidad distrital y un grupo de deportistas, debido al ingreso de combis que ofrecen subir bicicletas y ciclistas hasta la cima del morro.
De acuerdo a la Municipalidad de Chorrillos, estas combis operan como colectivos informales, cobrando entre S/7 y S/8 por viaje, sin tener permiso alguno de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU). Además, se ha alertado que circulan sin SOAT para pasajeros, sin revisión técnica vigente, y transportan hasta 12 personas con bicicletas en el interior.
El municipio recuerda que, según la Ordenanza Municipal N.º 332‑2018, la vía que sube al Morro Solar solo puede ser utilizada por vehículos autorizados con fines de mantenimiento. Ingresar sin autorización constituye una infracción grave que puede ser sancionada con una multa de S/5,350 y la retención del vehículo.
Durante recientes intervenciones, la ATU y la Policía Nacional calificaron este tipo de traslado como un servicio informal y fuera de la normativa vigente. Según verificó El Comercio, algunas de las combis involucradas —como las de placas AUL‑338 y W2K‑065— tienen multas previas por circular en sentido contrario, no pasar la revisión técnica o brindar transporte sin autorización. Incluso figuran papeletas impagas.
En medio de la polémica, los ciclistas han salido a defender su práctica. Jean Pierre Guzmán, deportista con 40 años de experiencia, explicó que no todos los aficionados tienen vehículo propio y que subir pedaleando es físicamente inviable para muchos. Por ello, pidió que las autoridades habiliten un sistema formal, regulado y seguro para acceder al punto de partida de las rutas de descenso.
“Después de la pandemia, este deporte ha ayudado mucho a la salud mental. No queremos conflictos, solo soluciones”, afirmó.
📝 Con información de El Comercio.
📍 Redacción Limaaldia.pe
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