Francois Vatel, el chef del príncipe Luis II de Borbón-Condé, es el creador se la famosa crema chantillí, pero tuvo un triste final. En 1671 se suicidó luego de que la orden de pescados y mariscos que había pedido para realizar un gran banquete no llegó a tiempo.
“El Gran Vatel”, como se le llamaba, no era un chef cualquiera, pues era considerado el más importante de su época. Además, era el maestro de ceremonias y, tras varios avatares del destino, acabó trabajando para el príncipe conocido como el Gran Condé, en su palacio de Chantilly. Este príncipe había caído en desgracia por haber participado en la rebelión de La Fronda contra Luis XIV y estaba al borde de la ruina.
3 DÍAS EN EL CASTILLO
Pero en abril de 1671 vio la oportunidad de arreglar las cosas con el rey, que finalmente aceptó su invitación para acudir a su castillo durante tres días.
En un tiempo de 15 días, Vatel se vio obligado a preparar no solo un menú para agasajar tres días con sus noches a todo Versalles (unas 3,000 personas). Esto incluía 5 menús diarios que no podían repetirse ningún día.
La primera noche, el asado no llegó a dos mesas, es decir, a 25 comensales. Para colmo, fallaron los fuegos artificiales debido al clima. Vatel llevaba noches sin dormir y el estrés lo tenía como una olla a presión. El príncipe le hizo una visita y consiguió calmarlo.
PESCADOS Y MARISCOS
Pero al día siguiente, a las 4 de la mañana, cuando todos aún dormían, Vatel se aprestaba a comenzar su jornada. Salió a buscar los pescados y mariscos que eran protagonistas del menú del día, pero para su consternación solo vio llegar una carreta.
El chef no pudo soportar la vergüenza de atrasarse con la cena del rey, por lo que decidió quitarse la vida en su cuarto clavándose una espada en su pecho. Se sentía completamente ofendido y ofuscado porque había perdido su honor.
En una emotiva ceremonia realizada en el Museo Nacional Afroperuano del Congreso de la República, el alcalde distrital de San Antonio de Cañete, Juan Edgar Malásquez Jara, anunció el programa oficial de actividades por el 119º aniversario patronal de San Antonio, festividad que se llevará a cabo del 31 de mayo al 14 de junio.
Durante su intervención, el alcalde Malásquez, destacó el valor histórico, religioso y cultural de esta festividad, que representa la mayor celebración del distrito y precede incluso a su creación política como distrito. Además, subrayó el papel articulador del gobierno local en la promoción del turismo, las tradiciones y la fe del pueblo sanantoniano. El programa de actividades incluye misas diarias, procesiones, ferias gastronómicas, presentaciones de danzas típicas, actividades culturales, así como el vigésimo Concurso Nacional de Marinera Norteña el 8 de junio y el tradicional concurso de faroles escolares el 9 de junio. Todo esto en un entorno de profunda espiritualidad y confraternidad comunitaria.
La festividad contará también con la participación de distritos vecinos, cuyos alcaldes llegarán acompañados de las imágenes de sus santos patrones, reforzando la hermandad entre los pueblos del valle.
En tal sentido, se resaltó la riqueza gastronómica de San Antonio, donde la tradición y el sabor se funden en platos emblemáticos como el picante sanantoniano, la sopa bruta con carapulca, el arroz con pato y postres típicos como la chapana. Todo ello acompañado por bebidas tradicionales como la chicha de maní y la refrescante mochila de jora, elaboradas por cocineras y cocineros que mantienen viva la herencia culinaria del distrito. “San Antonio abre sus puertas y extiende una cálida invitación al público a ser parte de esta celebración que honra la historia, exalta la cultura y deleita los sentidos con lo mejor de su identidad, enfatizó la autoridad edil.
Por otro lado, al ser consultado sobre la reubicación de centro penitenciario juvenil ‘Maranguita’, el burgomaestre reiteró su firme oposición a dicho traslado a San Antonio, argumentando el impacto negativo que ello tendría sobre el desarrollo turístico, la seguridad y la identidad del distrito.
El cantante de cumbia Tony Rosado, más conocido como El Ruiseñor de la Cumbia, dará inicio a su gira por Estados Unidos que lleva el nombre de “Yo me llamo cumbia” que lo llevará por los estados de New Jersey, New York, Washington D.C., California, Maryland, Utah y Colorado.
Este recorrido representa no solo un reencuentro con su público migrante, sino también la internacionalización de un género que refleja las emociones, costumbres y tensiones sociales del Perú contemporáneo. Rosado no solo canta cumbia, la encarna como símbolo vivo de la peruanidad. El intérprete de “Ya la olvidé” es mucho más que una voz emblemática: es un ícono cultural que ha marcado generaciones en el Perú.
Tony Rosado natural de Piura forjó su carrera desde los años 70 junto a Armonía 10, participando en momentos históricos del género. Con su estilo inconfundible el artista ha sido una figura clave en la consolidación de la cumbia.