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Día de los Bosques Tropicales: conoce los tipos de bosque que posee el Perú – Diario Nacional Realidad.PE | Noticias relevantes del Perú

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Al celebrarse hoy el Día Internacional de la Preservación de los Bosques Tropicales, cabe destacar que el Perú ocupa el cuarto lugar en el planeta entre los países con mayor extensión en bosques tropicales, el segundo en bosques amazónicos y el noveno con mayor superficie forestal.

El Perú es un país de bosques, dado que más del 60% de su territorio está cubierto por árboles de distintas especies y la región Amazónica es la de mayor superficie forestal.

Los bosques del país son extremadamente diversos. Desde los bosques secos que crecen en el desierto más árido del planeta hasta los bosques muy húmedos que miran al llano amazónico, pasando por toda la gama que va de unos a otros, cordillera de los Andes de por medio.

Desde bosques que reciben 250 milímetros de lluvia al año hasta aquellos que reciben 10,000 milímetros al año; desde bosques que se hallan a 5,000 metros sobre el nivel del mar, al pie de las nieves perpetuas, a otros que se hallan en depresiones por debajo del nivel mar.

Importancia de los bosques

Los bosques brindan alimentos, medicinas naturales y son el hogar de muchas especies animales y vegetales endémicas que solo existen en el Perú. Además, los bosques purifican el aire y ayudan a regular la presencia de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera para contar con una temperatura que permite la vida en nuestro planeta.

A continuación, conozcamos los principales tipos de bosque existentes en nuestro país.

Tipos de bosques

En el Perú existe una diversidad de bosques que por sus características se clasifican de la siguiente manera: bosque montano nublado, bosque altoandino, bosque seco costero, bosque húmedo premontano, bosque interandino, bosque montano occidental y bosque de selva baja.

Bosque montano nublado

Este tipo de bosque está localizado en la vertiente oriental de los Andes. Se extiende a lo largo de un eje noreste-suroeste, en el rango altitudinal en que la humedad del aire se condensa y forma nubes.

Se ubica entre los 2,000 y 3,600 metros de altitud, recibe lluvias de 3,000 a 6,000 milímetros por año y registra temperaturas que van desde los 6°C hasta los 24°C.

En las partes bajas del bosque de niebla se alzan arboles enormes, algunos de hasta cuarenta metros de alto. En el límite de los bosques montanos nublados empiezan los pastizales altoandinos.

El bosque de niebla también es un jardín de orquídeas, esas flores con pétalos que parecen de diseñador y que crecen adosadas a las ramas de los árboles y las rocas. Solo en el Perú las especies suman alrededor de 3,000 especies y una de las más singulares crece en los bosques de niebla, la Sobralia altissima, que alcanza hasta catorce metros de longitud, la altura de un árbol.

Bosques altoandinos

Los bosques altoandinos están ubicados por encima de los 3,000 metros sobre el nivel del mar, hasta el pie de los nevados. Ahora solo sobreviven en forma de relictos. Su mayor extensión está en los tercios central y sur del país.
Está localizado entre los 3,000 y 4,800 metros de altitud, reciben precipitaciones entre 1,000 y 4,000 milímetros por año y reportan una temperatura que fluctúa entre 6°C y 12°C.

Al pie de los glaciares se planta el bosque más alto del Perú, a cientos de pasos de las cumbres sembradas de escarcha y de troncos de hielo. Sólo unos pocos árboles son capaces de sobrevivir en estas lejanías, a casi 5,000 metros sobre el nivel del mar, con tan poco oxígeno y arreciados por un frío que cae a bajo cero durante las madrugadas.

El más famoso de estos árboles es el queñual. Su nombre cientíco es Polylepis, que en latín significa “cubierto de escamas”. Ese es el secreto de su supervivencia: un abrigo de miles de láminas del grosor de las alas de una mariposa, superpuestas de tal manera que los vientos helados no logran congelar su torrente de savia. Llegan a ser tantas que el tronco, de madera durísima e in¬exible, se vuelve suave y mullido al tacto.

Otro árbol también crece en estas alturas, y su recurso de supervivencia es resplandeciente. El quishuar tiene el reverso de las hojas de un color blanco tiza y en las horas de máxima radiación las gira para rebotar la luz del sol como si fueran espejos. Así las mantiene a salvo, sin que se marchiten.

Bosque seco costero

El bosque seco costero comprende una franja de 100 a 150 kilómetros de ancho, que baja desde el Golfo de Guayaquil hasta el departamento de La Libertad. Se ubica entre los 0 y 1,500 metros de altitud, con temperaturas que van desde 15°C hasta 30°C y registra precipitaciones de 500 milímetros al año en promedio.

En la costa norte del Perú, el océano cambia de temperatura. En algún punto, allí mismo, la Corriente Peruana, o de Humboldt, gira hacia el oeste y se lleva lejos su agitación helada. Sin ese caudal frío, avanzando en dirección norte, el oleaje se hace más cálido.

En Piura y Tumbes, los últimos departamentos antes de llegar a la frontera con Ecuador, las playas son de aguas tibias comparadas con las del resto del país. Es un atributo decisivo. Esa mayor temperatura permite que el sol al fin evapore una cantidad suficiente de la humedad oceánica y se formen nubes lo bastante grandes y pesadas.

Entonces, a diferencia del resto de la costa peruana, algo inusual ocurre entre diciembre y marzo: llueve. A veces de manera tan copiosa que en los surcos del desierto corren arroyos.

Bosque húmedo premontano

Los bosques premontanos se sitúan en el flanco de la vertiente oriental, por encima del rango de altitud de la llanura aluvial amazónica, pero por debajo de los bosques nublados y su cinturón de condensación. Se localizan entre los 600 y 2,000 metros de altitud, reciben entre 2,000 y 3,000 milímetros al año y registran temperaturas entre 20°C y 30 ºC.

El bosque premontano, que crece a mitad de camino de las llanuras amazónicas y las cumbres de niebla, podría llamarse bosque de los guácharos, esas aves nocturnas que viven en cavernas igual que los murciélagos y que beben aguas azufradas para disolver los frutos aceitosos que se comen. O también podría llamarse bosque del gallito de las rocas, el ave nacional del Perú, al que los niños de la selva llaman Tunquí, en quechua.

Su canto, en efecto, se asemeja al de los gallos, y cuando vuela parece un destello anaranjado sobre el fondo verde de los árboles. 

Pero este también podría ser el bosque de las mariposas. En ninguno parecen haber tantas: medianas, grandes, diminutas, rojas, azules, blancas, amarillas, diurnas, nocturnas. Se las puede ver en bandadas al borde de los riachuelos o en las márgenes de los saltos de agua, lamiendo los minerales sobre las piedras, o agitando las alas por primera vez al reverso de las hojas de las que se adhieren siendo pupas. La morpho es la mariposa más grande de estos bosques, y una de las más grandes del mundo.

Bosques interandinos

Los bosques interandinos están en valles y cañones que interrumpen la Cordillera de los Andes. Al norte se alzan en Cajamarca y Amazonas, por donde transcurre el río Marañón. Al sur del país, las zonas de los ríos Mantaro, Apurímac y Pampas forman el área más extensa en las vertientes orientales.

Este tipo de bosque recibe entre 400 y 1,000 milímetros por año, se ubica entre 1,800 y 3,000 metros sobre el nivel del mar y registra temperatura entre 6°C y 24 ºC.

Bosque montano occidental

Los bosques montanos occidentales se ubican en los flancos andinos de los departamentos de Piura y Cajamarca, al norte del país, con pequeñas extensiones en los departamentos de Lambayeque y La Libertad.

Registran temperaturas que van desde los 2°C hasta los 24 ºC, se localizan entre 1,800 y 2,500 metros de altitud y reciben lluvias con precipitaciones entre 1,000 y 2,000 milímetros por año.

Bosque de selva baja

La selva baja abarca la llanura de la Amazonía y constituye la mayor parte del territorio del país. Estos bosques se encuentran en altitudes de 100 a 600 metros sobre el nivel del mar, reciben entre 3,000 y 6,000 milímetros de precipitación al año, siendo la más abundante del país y registran temperaturas que van de 22°C a 33°C.

El bosque más diverso del planeta crece sobre el suelo más pobre del mundo, uno arcilloso, de una dureza casi impenetrable. Las raíces, incapaces de hundirse en lo profundo, se extienden en todas direcciones, a pocos centímetros de la superficie. 

Muchas lo hacen por fuera, alrededor de los troncos más altos, lo mismo que puntales que conjuran el riesgo de que algo los derribe. Parece un contrasentido: las entrañas de la Amazonía son tiesas y frías como las de un muerto. Lo saben los colonos y los indígenas que alguna vez han cavado el suelo para sembrar maíz o yuca.

Las plantas que germinan son débiles y escasas, y poco tiempo después deben talar otra franja de bosque, cuando ya nada crece en sus huertas improvisadas.

Así de variada y valiosa es la riqueza forestal del Perú, que todos debemos conservar y aprovechar sosteniblemente.



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Mis (buenas y malas) anécdotas con los bancos

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Mi primera tarjeta fue una débito BCP. La obtuve a los dieciocho años. Mi madre siempre solía decirme que apenas cumpliera la mayoría de edad debía tener una tarjeta BCP, pues el Banco de Crédito estaba en todo el Perú. No se equivocó. Cuando años más tarde estuve en el interior del país, corroboré ello. Aún recuerdo haber estado en Masisea, a tres horas de la ciudad de Pucallpa, un pueblo bastante alejado de la urbe. Allí se iba la luz a las nueve de la noche y solo había dos entidades bancarias: el Banco de la Nación y el BCP. Quise hacer un retiro de veinte soles apenas llegué, había ido con muy poco efectivo. El BCP estaba ahí. Lo mismo me sucedió cuando viajé a Puno y tomé un bote hacia la isla de Los Uros. Volví a encontrar un BCP, de hecho, era el primer agente flotante del banco en todo el país. Este banco, al cual muchos peruanos hemos criticado por sus tasas altas o por el apoyo de uno de sus accionistas a la campaña de Keiko Fujimori, tiene llegada a nivel nacional, y ello es una verdad aunque a algunos les cueste aceptar. Lo único malo de este banco para mí, aparentemente, fue que las dos veces que intenté tener una tarjeta de crédito con ellos, me la negaron. Me pidieron mis boletas de pago, entre otros documentos para brindarme el producto. Naturalmente, no solicité la tarjeta de la cual tenía expectativas.

Un par de años más tarde, obtuve mi primera tarjeta débito Interbank. La pedí prácticamente por necesidad. En mi trabajo me solicitaban tener esa tarjeta para recibir mis pagos. Una me mencionaron si tendría algún beneficio por parte del banco, así que intuí que no, sin embargo, a los pocos meses, Interbank a diferencia del BCP, me habilitó la posibilidad de tener una tarjeta de crédito. Acepté y empecé a acumular mis millas. Años más tarde hice un canje con mis millas de un vale de cien soles, si no me equivoco. El beneficio no era tan favorable para los clientes, pero igual considero que estuvo bien. Cuando tuve la oportunidad de viajar por primera vez a Alemania, llevé esa tarjeta de crédito solo para usarla en algún caso extremo, pues contaba con efectivo en la moneda extranjera. Hice un par de compras con la American Express de Interbank y al llegar a Perú me arrepentí. El cambio de cada euro era casi cinco soles. Me pareció un abuso, pero, bueno, ya estaba hecho. Esa tarjeta luego la elevé de categoría en dos oportunidades y recién, hace unas semanas, la anulé. ¿La razón? Ya no la estaba usando desde hace más de un año. Lo único que me gustó fue que no me cobraban membresía: solo debía consumir un sol como mínimo al mes y con ello era suficiente.

Hace cuatro años recibí la oferta del Banco Continental, más conocido como BBVA, para tener mi primera tarjeta de crédito con ellos. Por aquel tiempo, el BCP ya me había habilitado la misma oportunidad, pero decliné al recordar que dos veces me negaron la tarjeta. Con el BBVA, mi primera tarjeta de crédito fue una BFree. Ellos utilizan ese término para darle su primera tarjeta a sus clientes nuevos y la línea es de apenas dos mil soles. Me alegró la noticia, pues el BBVA nunca me pidió otro documento que no fuese mi DNI. Aquella tarjeta la tuve menos de seis meses cuando decidieron renovarla por otra a la que yo llamo «tarjeta negra». Lo digo así no solo porque no tiene ningún dato visible del propietario en caso sea extraviada o robada, sino porque es completamente de ese color, salvo las letras de la palabra Signature que están en una de sus caras.

La tarjeta negra me viene acompañando más de tres años y durante ese periodo, confieso que llegué a acostumbrarme a sus dinámicas. A diferencia de las tarjetas de crédito del BCP o Interbank, las cuales solo te hacen ganar millas, la tarjeta negra del BBVA te permite pagar consumos, algo que solo he visto en Scotiabank también, pero el aplicativo de ese banco es un problema para mí. En algún momento tuve una tarjeta débito Scotiabank y cada vez que ingresaba al aplicativo, este se colgaba, así que no fue la mejor experiencia. Además, con la tarjeta negra, podía canjear un sol peruano por cada treinta y tres puntos. A fines de 2024, el número de puntos para canjear un sol se incrementó a treinta y siete, pero igual me continuó pareciendo una opción regular en medio de tantas ofertas financieras peruanas.

Hace apenas un par de semanas, me acerqué por primera vez a BBVA para conocer algunos datos informativos respecto al producto de la tarjeta de crédito que tengo. Caroline, quien me atendió en la sede de San Isidro, me recomendó que solicite mi contrato original vía correo electrónico para que ella pueda ayudarme in situ con dicha información. Lo hice y me sorprendí de mala forma al ver con detenimiento las tasas de interés moratorio que el BBVA maneja. De hecho, en honor a la verdad y desde mi experiencia, debo decir que el BBVA maneja la peor tasa de cambio para dólares y euros entre todos los bancos peruanos. En fin, si en algún momento llegan a ser clientes del Banco Continental, no dejen de aprovechar sus puntos y paguen puntualmente.

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Destacan trabajo conjunto para la implementación de las Zonas Económicas Especiales Privadas

Walter Palomino

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En una ceremonia liderada por el presidente de la República, José Jerí, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Teresa Mera, destacó el trabajo articulado entre el Ejecutivo, el Congreso de la República y el sector privado que permitió la aprobación de la Ley de Zonas Económicas Especiales Privadas (ZEEP), así como el compromiso del Gobierno con su pronta reglamentación.

“Esta ley es resultado del diálogo, la apertura y la buena voluntad de todos los actores involucrados. Desde el Ejecutivo, el Congreso y los gremios empresariales hubo la convicción compartida de impulsar un proyecto clave para el desarrollo del país”, señaló la ministra durante la ceremonia del Foro Internacional de Zonas Económicas Especiales Privadas realizada en la Cámara de Comercio de Lima.

La titular del Mincetur informó que su sector viene trabajando desde el día siguiente de la promulgación de la ley en la elaboración de su reglamento, en línea con el sentido de urgencia expresado por el presidente Jerí. “El Perú no tiene tiempo que perder. Necesitamos este tipo de iniciativas para seguir ampliando los proyectos de desarrollo económico descentralizado”, sostuvo.

Asimismo, resaltó que la Ley de Zonas Económicas Especiales Privadas forma parte de una estrategia integral que busca consolidar al Perú como eje de desarrollo regional, junto con los avances en materia logística, portuaria y comercial.

“Estamos articulando esfuerzos con los gobiernos regionales, gobiernos locales, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Autoridad Portuaria Nacional y otras instituciones para que este proceso de crecimiento sea verdaderamente integral”, añadió.

La ministra también subrayó los avances en materia de integración comercial. “Actualmente contamos con 23 acuerdos comerciales y esperamos cerrar el año con 25. Estamos próximos a poner en vigencia los acuerdos con Guatemala y Hong Kong, y avanzamos con nuevas negociaciones con Emiratos Árabes Unidos, India y la profundización del ACE 58 con Uruguay”, detalló.

Finalmente, Mera reiteró la disposición del Mincetur de mantener las puertas abiertas al diálogo con todos los actores públicos y privados que deseen aportar comentarios o sugerencias durante la etapa de prepublicación del reglamento.

“Queremos que el proceso sea participativo, técnico y transparente. El objetivo es asegurar que la implementación de esta ley contribuya efectivamente al desarrollo del país y a la consolidación del Perú como foco de crecimiento en la región”, enfatizó.

El foro contó con la participación de la ministra de Economía y Finanzas, Denisse Miralles; el congresista Eduardo Salhuana; el presidente de la Cámara de Comercio de Lima, Roberto de la Tore; y el gerente regional norte del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Santiago Rojas Arroyo, además de Embajadores, representantes de organismos internacionales vinculados al comercio y las zonas francas.

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