En plena invasión israelí a poblaciones de la Franja de Gaza, millones de habitantes optan por matar a sus caballos, único medio que tienen para transportarse, con la finalidad de consumir su carne, ya que los ocupantes prohíben el ingreso de productos de nutrición.

“No tuve otra opción y maté a los caballos para alimentar a los niños”, dijo a AFP Abu Gibril, un campesino palestino, de 60 años, refugiado en el gran campo de desplazados de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza.

Tras la guerra desatada entre el grupo extremista Hamás y los militares de Israel, Gibril lo perdió todo. Desde octubre de 2023, que estalló el enfrentamiento, los bombardeos destruyeron su hogar y sus cultivos también quedaron “hecho cenizas”, por lo que junto a su familia tuvo que escapar al centro de protección.

Según contó, Abu Gibril cocinó la carne de los dos caballos, le puso arroz, a falta de verduras, y la repartió entre su familia y algunos vecinos, familiares y algunos vecinos. Varias decenas de personas pudieron comer, pero él no les dijo que era carne de caballo.

En general, en Gaza, nadie consume carne de caballo, un compañero fiel de los campesinos. Así, aparte de dos de sus familiares, “nadie sabe que en realidad comieron caballo”, comentó.

Según la ONU, 2,2 millones de personas, es decir la inmensa mayoría de la población del enclave, están amenazadas de hambruna en este territorio asediado por Israel.

El número de palestinos muertos en la mortífera ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza desde el 7 de octubre se ha disparado a 29,410, según el Ministerio de Salud del enclave.

Un comunicado del Ministerio dijo que al menos otras 69.465 personas han resultado heridas en el ataque.