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Dr. Jesús Antonio Rivera Oré: La Evaluación en la Educación a Distancia

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Viejas demandas y nuevos desafíos en el contexto del COVID-19

Los notables avances del proceso educativo, la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 ha determinado la masificación de la enseñanza remota y/o virtual como alternativa a la drástica paralización de los sistemas educativos. La cuestión, sin embargo, reside en la precarización del desigual servicio educativo debido a causas preexistentes, puesto que, implica la flexibilización de la evaluación. Estos aspectos son muy sensibles en la calidad de la Educación Superior a Distancia u Online.  

En tiempos de covid-19

La UNESCO en el marco del seminario virtual para América Latina y el Caribe: No dejar a nadie atrás en tiempos de la pandemia del COVID-19 celebrado en Santiago de Chile (julio 2020), precisaba que a principios de abril y como consecuencia del cierre de las instituciones educativas como medida de contención de la pandemia, más de 1 mil 576 millones de estudiantes de 186 países estaban fuera de las escuelas y universidades. De ese total, más de 160 millones correspondían a estudiantes de los países de América Latina y el Caribe. Con relación a Perú, la situación es desoladora.

Educación Superior Online

Como se ha referido, la Educación Superior a Distancia u Online resultó ser una atinada respuesta a la marginación y/o aislamiento de las personas que trabajan o que las necesidades la profesionalización o especialización van a la par con las expectativas de mejora laboral y estabilidad emocional. Se trata de una solución ofrecida por el progreso educativo, incluso apareció mucho antes de que sociedad conociera las declaraciones y compromisos de la UNESCO por la Educación para todos del año 2000 o, más reciente la Educación para toda la vida de 2015.

En el contexto del COVID-19, tanto las expectativas en un mercado global más dinámico y competitivo en el futuro mediato como la diversificación de plataformas de aprendizaje electrónico ahora un privilegio en las economías más desarrolladas y con alta conectividad, constituyen grandes oportunidades de desarrollo para el conjunto de los países de América Latina y particularmente de Perú.

Cobertura y calidad

La crisis de la Educación en el Perú ha sido agravada por la presencia de la pandemia del COVID-19, puesto que desde antes del brote y la propagación del coronavirus ya exhibía profundas brechas de cobertura y calidad que la convertían en el servicio público más desigual, injusto e inequitativo. De modo que la emergencia sanitaria, la repuso entre las primeras prioridades de la agenda de gobierno, aunque hasta hoy sigue esperando un apoyo efectivo, en vista que muchos estudiantes por falta de acceso a la Internet y dispositivos tecnológicos no pueden seguir la educación remota o virtual.

Marco técnico-normativo

No obstante, hay la esperanza de que las carencias serían superadas en el futuro mediato; mientras tanto, hay manifestaciones gratas como la aprobación del Decreto Legislativo N° 1496 que modificó el artículo 47° de la Ley Universitaria para promover la expansión de la modalidad de enseñanza no presencial o a distancia, y recurrentemente, la aprobación del marco técnico-normativo con la Resolución del Consejo Directivo N° 115-2020-SUNEDU-CD, tal como se ha indicado.

Nuevos desafíos futuros 

La concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS o Agenda 2030 que promueve y lidera la ONU sintetiza las aspiraciones de desarrollo mundial para el periodo 2016-2030. Se trata de un renovado esfuerzo consensuado de los jefes de Estado y de gobierno que propone la erradicación del hambre y la miseria en el mundo de hoy, en vista que, pese al empeño, no se logaron alcanzar las metas y resultados esperados con los Objetivos de Desarrollo Mundial -ODM o Agenda 2000 en el periodo 2000-2015.

El Consejo Nacional de Educación -CNE (2020) tiene la esperanza de que el Proyecto Educativo Nacional -PEN 2036 logre construir la visión sobre la base de un financiamiento creciente y con fuentes sostenibles. Como la expectativa del CNE, es posible asociar el sentido de otras agendas que proponen cambios radicales en los sistemas universitarios tradicionales para armonizar la formación y/o preparación a las exigencias del mercado laboral formal, tal es la propuesta del WEF con el modelo de “escuelas del futuro” ideadas para dar respuesta a las exigencias de la Cuarta Revolución Industrial.

Reflexión final

A todo ello, la reflexión final es que resulta un tanto iluso esperar respuestas dentro de los propios países toda vez que no hay capacidades ni márgenes de maniobra para mejorar la hacienda pública que hoy acusa una caída catastrófica; si en cambio, las capacidades institucionales son vitales para construir consensos y celebrar alianzas estratégicas para facilitar la cooperación técnica y la asistencia financiera internacional. Solo así, el problema de millones de peruanos mayores de 25 años de edad que trabajan habiendo concluido solo la secundaria y que, según el INEI (2020) representa el 38,2% de ese estrato social, tiene una inmejorable alternativa de solución en la expansión, asequibilidad y calidad de la Educación Superior a Distancia u Online. Ojalá, así sea.

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Mi opinión de la semana en FINDE NIUS (año 3 – finde 103)

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Mi opinión sobre las noticias de la semana FINDENIUS (Año 3, Finde 103 – 7/4/2024) – Hablo de: Marlon Brando, la venta de segunda mano, la Calima y mi recomendación videoclip de «Mala ft. Virginia Guantanamera» de TABAIBA

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«Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas», por José Antonio Torres Iriarte

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El comunismo internacional, adscrito a la Tercera Internacional, fue derrotado políticamente cuando cayó el «Muro de Berlín», se disolvió la URSS, se consumó la reunificación alemana y los países de Europa del Este abandonaron la planificación centralizada, optando por la democracia y la economía de mercado. Para un sector de los historiadores del siglo XX, la centuria anterior concluye en 1991, cuando tuvo su punto final la llamada «guerra fría».

Hoy el mundo comprueba cómo un líder autoritario como Vladimir Putin, enarbolando las banderas nacionalistas, decide invadir Ucrania bajo pretexto de defender la seguridad nacional ante el avance de la OTAN y una influencia cada vez mayor de Occidente en los territorios que fueron parte de la URSS o que pertenecieron a la zona de influencia soviética. Lo cierto es que ni la internacionalización de la economía ni la revolución tecnológica en curso han significado el fin de los nacionalismos en el mundo.

La Rusia de los Zares a inicios del siglo XX, posteriormente la Unión Soviética liderando la llamada «revolución bolchevique» en todo el mundo, ni el Ejército Rojo tomando Berlín en 1945, pueden ser negados como hechos relevantes en la historia del último siglo. La Federación Rusa ocupa el asiento que antes tuvo la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si bien es cierto que la economía rusa ha quedado rezagada respecto a las principales economías globales, no puede olvidarse que Rusia sigue siendo una potencia nuclear.

En un escenario internacional cambiante, ha surgido la República Popular China con su enorme fuerza productiva y su cada vez mayor presencia en América Latina y África; así como también la India, con una población ligeramente mayor que China. Rusia no pretende ser actualmente un promotor del comunismo internacional en el mundo; sin embargo, no ha abandonado la cooperación y el asesoramiento militar en América Latina.

Por otro lado, los Estados Unidos desde los años del presidente Clinton pretendieron liderar la expansión de la libertad en el mundo; sin embargo, la Iniciativa de las Américas y el ALCA fracasaron ante el surgimiento en América Latina de gobiernos adscritos al llamado «socialismo del siglo XXI», representados en el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. El marxismo-leninismo, inspirador del castrismo y dogma para los movimientos guerrilleros de la década de los sesenta, fueron replegándose militarmente o devinieron con el tiempo en brazo armado del narcotráfico, como ocurrió en Colombia.

Fidel Castro hábilmente, en los años noventa, ante el colapso de la economía cubana, apostó por abrir la economía cubana a la inversión hotelera y el sector turismo; pero sobre todo optó por desarrollar otras estrategias políticas, alentando el posicionamiento de líderes sindicales como Lula en Brasil o caudillos militares como Hugo Chávez en Venezuela. Fidel Castro no tuvo reparo en recibir a Juan Pablo II en 1998, como muestra de apertura política y religiosa.

Mientras se desarrollaban reformas económicas en Rusia, en Europa se daban pasos seguros hacia la Unión Europea y el establecimiento del euro como moneda única. La Unión Europea incorporó a países de Europa del Este y amplió el radio de influencia de la OTAN, dejándose atrás el Pacto de Varsovia. La globalización de la economía se impuso en un contexto de conflictos nacionalistas o «guerras de baja intensidad», como la ocurrida en los Balcanes. El terrorismo internacional sorprendió al mundo en el 2001, así como la invasión de Irak marcó una época.

En el plano ideológico, los otrora partidos comunistas dejaron de lado las tesis de la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El neomarxismo desde la academia y los organismos no gubernamentales desde la llamada «sociedad civil» ganan espacio político y desarrollan un nuevo discurso que se sintetiza en el derecho al aborto, la ideología de género, el matrimonio igualitario, la eutanasia, el cambio climático, la protección del medio ambiente, los Derechos Humanos y muchos campos más.

En un mundo marcado por el internet y las redes sociales, los multimillonarios o magnates de la globalización han decidido financiar los proyectos de cooperación internacional con una mirada supuestamente progresista. Fundaciones, ONG, gobiernos de Occidente y los organismos internacionales adscritos a la Unión Europea y al Sistema de Naciones Unidas cada vez están más alineados con conceptos ideológicos convertidos en fundamento de las novedosas políticas públicas diseñadas.

Si en el pasado el Fondo Monetario Internacional imponía Ajustes Estructurales en las economías de América Latina, hoy la cooperación internacional pretende virtualmente imponer políticas sesgadas que incluso pueden colisionar con las libertades fundamentales. Lo cierto es que todos aquellos que militaron en partidos y movimientos de izquierda marxista hace unas décadas; hoy son los gestores de organismos no gubernamentales presentes de modo hegemónico en el plano internacional y en la vida nacional de nuestros países.

En el Perú, los otrora integrantes de la Izquierda Unida que en 1985 postuló con poco éxito a Alfonso Barrantes Lingán a la presidencia de la República (frente a Alan García) son actualmente los líderes de la «costra caviar» que deciden la suerte de la política nacional. Diego García Sayán, desde una posición discreta, y Gustavo Gorriti, desde el Instituto de Defensa Legal, junto con decenas de ex militantes de la Izquierda Unida de los años ochenta y cuadros políticos y activistas más jóvenes, son los voceros de un sin número de ONG que pretenden erigirse en autoridad moral y censores de la política nacional.

Si Occidente equivocadamente creyó que los nacionalismos serían superados por el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la revolución tecnológica y el avance de la libertad en el mundo; ocurre lo mismo en el plano ideológico ante el avance de un globalismo avasallador financiado irresponsablemente, sobre todo «por los nuevos ricos» en tiempos de crecimiento del comercio internacional. La agenda de Naciones Unidas esconde una ideología que pretende imponerse por encima de valores fundamentales como la libertad humana y la familia.

El presidente Joe Biden está lejos de ser un líder que defiende la libertad, por ello su gobierno no tuvo reparo en acercarse y llegar a acuerdos con el dictador Nicolás Maduro, levantando parte importante de las sanciones económicas impuestas. Biden confió en que el gobierno venezolano convocaría a elecciones libres y transparentes. Hoy la tiranía de Caracas se mantiene fuerte, impidiendo la postulación de María Corina Machado a la presidencia; del mismo modo, Díaz Canel reprime al pueblo cubano, así como lo hace la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua. Las tiranías deben ser depuestas en el mundo. Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas deben prevalecer. Es el momento de defendernos de las tiranías, del globalismo avasallador y de las nuevas formas de imperialismo.

José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

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