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Mi opinión de las 10 nominadas al Óscar a la Mejor Película 2022

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            No es un buen año cinematográfico. Y no es el primero. No tengo ninguna favorita para ganar el Óscar a la mejor película en la gala que se celebrará este domingo en teatro Dolby de Los Ángeles (la madrugada del domingo al lunes para los que me leen desde España). Novedosamente, el acto estará presentado por tres humoristas muy reconocidas por el público norteamericano: Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes.

            Tengo la sensación de que la que gane no va a hacer historia. Al visionar las diez películas he podido comprobar que cada una de ellas tenía sus cualidades, obviamente, pero también carencias. En este artículo quiero dejar constancias de lo que, a mi parecer, son sus virtudes y sus defectos. Mi teoría ya la llevo escribiendo un par de años. El giro de la industria del cine hacia los estrenos en “streaming” a través de las plataformas (HBO, Netflix, Disney+, Amazon, etc.) está dejándose notar en la forma en que los proyectos de película ven la luz. Está claro que cintas como “Dune” son para verlas en el cine a pantalla gigante y con sonido envolvente. En la televisión de tu casa, la película no tiene nada que ver y pierde toda su potencia visual. Sin embargo “Belfast”, la película de Kenneth Branagh, la puedes ver en tu casa, tranquilito, sin que pierda su esencia por ser íntima, sobria, como si la historia te la estuvieron contando en la intimidad.

            Es el cine que nos viene. La era postpandemica nos ha llevado a adoptar hábitos más caseros y el cine es un referente. La gente ya prefiere esperar a que la película la estrenen en los canales de pago contratados, a ir al cine a verla. Esto, unido a que los contagios por cóvid hacen que los rodajes se hagan cada vez más controlados, se intenta rodas las escenas y con el menor número de personas posibles (fíjense la ausencia de extras y figurantes en los rodajes). Esperemos que en el futuro podamos volver a ver películas épicas con cientos (o miles) de figurantes inundando la pantalla. Por lo pronto, tras ver las películas, les cuento mis experiencias:

BELFAST
POSITIVO: Es una historia autobiográfica de un director/actor muy querido por la academia de Hollywood y respetado por la industria. Ha estado nominado 5 veces y que no ha ganado ninguna. Quizás quieran darle esa estatuilla por el consabido “se lo venía mereciendo, ya”. Ha pasado otras veces. La película es un homenaje al cine y a cintas como “Ciudadano Kane”. Quizás le reconozcan ese esfuerzo.
NEGATIVO: Es una película íntima que redunda demasiado en el mismo tema desde el principio al fin. Le falta giros sustanciales. Es la vida de un niño, con lo de monótona que tiene. Es demasiado plana en algunos momentos.

CODA
POSITIVO: La historia en sí. Me emocioné varias veces. Es una buena adaptación de la película francesa “La familia Bélier”. Impresionantes los actores y Troy Kotsur es el firme candidato al Óscar al mejor actor secundario.
NEGATIVO: Es una película poco costosa de realizar. Además, es un remake, lo que le quita cierto mérito de riesgos. Fácil de ver en casa, sin pretensiones de más.

DRIVE MY CAR
POSITIVO: Teniendo en cuenta que es cine oriental, la historia transcurre al ritmo del momento emocional del protagonista. Pese a su lentitud, esa conexión la hace una de las películas del año. Nos empezamos a acostumbrar a ver cine asiático en las nominadas al Óscar. Los personajes, tan cotidianos en esta cinta, nos generan empatía y logran meternos en sus historias personales.
NEGATIVO: Demasiado larga. Le sobran escenas. Los ensayos de la obra de teatro son largos, tediosos, quizás se quisiera reflejar que para los personajes lo eran, pero para el espectador hace que tengas ganas, a veces, de que termine ya la película o que pase algo que te espabile.

DUNE
POSITIVO: Está claro que se llevará todo el muestrario de Oscares técnicos. Visualmente es impecable e impactante. Como decía, es de las que tienes que ir a ver al cine en pantalla gigante para apreciarla en todo su esplendor.
NEGATIVO: Condensar un libro en una película (o en dos, que les recordamos que la segunda parte ya está rodada) es una tarea dificilísima. Aquí no supieron resolver. Hasta mitad de la película no enganché con la trama principal y estuve más perdido que Wally. Y que haya tramas que aquí no se desarrollen y se dejen para la segunda entrega, a veces, hasta molesta.

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS
POSITIVO: Es un comic llevado a la pantalla con ese look de cine “noir” muy bien logrado por los actores, los maquillajes, vestuario y decorados. En ese aspecto es impecable. Muy del estilo de Guillermo del Toro. La historia atrapa como cualquier película de cine negro de suspense. Con esas premisas supo jugar el director mexicano a la perfección. Uno de los mejores en este tipo de cine.
NEGATIVO: La duración. Sobre todo, la primera parte en la que se va presentado a los personajes. También, que la conversión emocional de alguno de ellos no está justificada y les llevan a hacer acciones que no te las crees mucho. El epílogo de la película, además de ser demasiado largo también, tira por tierra el perfil psicológico del protagonista.

EL MÉTODO WILLIAMS
POSITIVO: La elección de presentar la atractiva vida de las grandes estrellas del tenis mundial desde el foco del padre. Además, hace la película sobre la carrera de Venus, cuando podían caer en la tentación de hacerlo sobre Serena, para muchos la mejor jugadora de la historia. Muy logrado dejar abierto al espectador si lo que ves es el convencimiento de un padre y su forma de educar a sus hijas o el de un egocentrista divo intentando tener la visibilidad que él no pudo tener, a través ellas. Will Smith suena a Óscar. A mí no me lo parece, aunque reconozco que está genial aquí, pero sigo viéndolo a él en la película y no al padre de las Williams (quizás porque no lo conozco). Su peso en Hollywood le puede valer después de dos nominaciones fallidas (por “Ali” y “En busca de la felicidad”).
NEGATIVO: Un poco larga, le sobra media hora de metraje. Redunda demasiado en temas que el público ya ha asumido. Quizás un poco más de ritmo de película de acción le hubiera venido mejor.

EL PODER DEL PERRO
POSITIVO: Me parece la más redonda de todas las películas nominadas. Una historia de tensión familiar. Personajes buenos y malos, pero todos jugando sus cartas con respecto a sus traumas. Bien levadas las conversiones emocionales de los personajes y acorde a sus acciones en la película. Giros inesperados en los momentos claves de la película. Quizás no sea una película para pasar a la historia del cine; pero, de las 10, me parece la mejor construida. Las interpretaciones pueden darle premios esta edición. Para mí, Benedict Cumberbatch y Kirsten Dunst parten como favoritos en sus categorías. Pero, que los 4 actores protagonistas estén nominados quiere decir algo. Quizás que su directora Jane Campion también se va a llevar la estatuilla a Nueva Zelanda.
NEGATIVO: Alguna falta de ritmo y que es una película minimalista, más para televisión que para cine. Esto, por decir algo.

LICORICE PIZZA
POSITIVO: Me encantan las películas así, tan, tan diferentes. A veces, si me apuran, hasta absurda. Bueno, el planteamiento ya lo es. Una historia de amor entre una chica de 25 años y un ¿niño? de 15. Entretiene mucho. Secuencias alocadas van dando paso a una historia de amor diferente y, a estas alturas, eso es de agradecer.
NEGATIVO: A veces se le pasa la mano del absurdo al ridículo. Hay escenas que no te crees que estén pasando. Es más, no te crees en ningún momento de la película que el chico tenga 15 años y que el guionista me cuente que es capaz de montar empresas de un día para otro, pues no me lo creo.

NO MIRES ARRIBA
POSITIVO: Es la película con más mensaje de todas y más lecturas diferentes. Una crítica despiadada contra la realidad que estamos viviendo. Entretenida, divertida si no le pides mucho más. A veces el cine es eso, puro espectáculo.
NEGATIVO: El cinismo llevado al extremo, a veces es demasiado ridículo y afecta a la interpretación de los actores. Ninguno nominado. Personajes demasiado tópicos e histriónicos. No llega a la altura de anteriores películas de este director que me encanta: Adam McKay (ganador del Óscar por “La gran apuesta” y nominado por “El vicio del poder”).

WEST SIDE STORY
POSITIVO: Ariana DeBose, lo mejor de la película. Le podría valer un Óscar, aunque mi favorita a actriz secundaria es Kirsten Dunst. Impecables los movimientos de cámara y las coreografías entre ella y los bailarines. Es difícil y se lo tomaron en serio. Los encuadres y los cambios de planos tan Spielberg son de maestro.
NEGATIVO: No aportan nada a la versión antigua. Aunque sea de valorar que se intentó homenajear al cine de la época con los colores, vestuario y decorados, quizás hubiera preferido que hicieran una versión actual de las tramas. Además, la historia de amor entre Rick y María está demasiado en segundo plano y no me pegaron mucho los actores elegidos para esta historia de amor épico.

            Y si este artículo les gustó, no duden en leer la crítica más extensa de cada una de las películas en https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-22.

Luis Alberto Serrano
luisalbertoserrano.wordpress.com
@luisalserrano @MiPropiaLuna

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Mi opinión de la semana en FINDE NIUS (año 3 – finde 103)

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Mi opinión sobre las noticias de la semana FINDENIUS (Año 3, Finde 103 – 7/4/2024) – Hablo de: Marlon Brando, la venta de segunda mano, la Calima y mi recomendación videoclip de «Mala ft. Virginia Guantanamera» de TABAIBA

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«Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas», por José Antonio Torres Iriarte

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El comunismo internacional, adscrito a la Tercera Internacional, fue derrotado políticamente cuando cayó el «Muro de Berlín», se disolvió la URSS, se consumó la reunificación alemana y los países de Europa del Este abandonaron la planificación centralizada, optando por la democracia y la economía de mercado. Para un sector de los historiadores del siglo XX, la centuria anterior concluye en 1991, cuando tuvo su punto final la llamada «guerra fría».

Hoy el mundo comprueba cómo un líder autoritario como Vladimir Putin, enarbolando las banderas nacionalistas, decide invadir Ucrania bajo pretexto de defender la seguridad nacional ante el avance de la OTAN y una influencia cada vez mayor de Occidente en los territorios que fueron parte de la URSS o que pertenecieron a la zona de influencia soviética. Lo cierto es que ni la internacionalización de la economía ni la revolución tecnológica en curso han significado el fin de los nacionalismos en el mundo.

La Rusia de los Zares a inicios del siglo XX, posteriormente la Unión Soviética liderando la llamada «revolución bolchevique» en todo el mundo, ni el Ejército Rojo tomando Berlín en 1945, pueden ser negados como hechos relevantes en la historia del último siglo. La Federación Rusa ocupa el asiento que antes tuvo la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si bien es cierto que la economía rusa ha quedado rezagada respecto a las principales economías globales, no puede olvidarse que Rusia sigue siendo una potencia nuclear.

En un escenario internacional cambiante, ha surgido la República Popular China con su enorme fuerza productiva y su cada vez mayor presencia en América Latina y África; así como también la India, con una población ligeramente mayor que China. Rusia no pretende ser actualmente un promotor del comunismo internacional en el mundo; sin embargo, no ha abandonado la cooperación y el asesoramiento militar en América Latina.

Por otro lado, los Estados Unidos desde los años del presidente Clinton pretendieron liderar la expansión de la libertad en el mundo; sin embargo, la Iniciativa de las Américas y el ALCA fracasaron ante el surgimiento en América Latina de gobiernos adscritos al llamado «socialismo del siglo XXI», representados en el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. El marxismo-leninismo, inspirador del castrismo y dogma para los movimientos guerrilleros de la década de los sesenta, fueron replegándose militarmente o devinieron con el tiempo en brazo armado del narcotráfico, como ocurrió en Colombia.

Fidel Castro hábilmente, en los años noventa, ante el colapso de la economía cubana, apostó por abrir la economía cubana a la inversión hotelera y el sector turismo; pero sobre todo optó por desarrollar otras estrategias políticas, alentando el posicionamiento de líderes sindicales como Lula en Brasil o caudillos militares como Hugo Chávez en Venezuela. Fidel Castro no tuvo reparo en recibir a Juan Pablo II en 1998, como muestra de apertura política y religiosa.

Mientras se desarrollaban reformas económicas en Rusia, en Europa se daban pasos seguros hacia la Unión Europea y el establecimiento del euro como moneda única. La Unión Europea incorporó a países de Europa del Este y amplió el radio de influencia de la OTAN, dejándose atrás el Pacto de Varsovia. La globalización de la economía se impuso en un contexto de conflictos nacionalistas o «guerras de baja intensidad», como la ocurrida en los Balcanes. El terrorismo internacional sorprendió al mundo en el 2001, así como la invasión de Irak marcó una época.

En el plano ideológico, los otrora partidos comunistas dejaron de lado las tesis de la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El neomarxismo desde la academia y los organismos no gubernamentales desde la llamada «sociedad civil» ganan espacio político y desarrollan un nuevo discurso que se sintetiza en el derecho al aborto, la ideología de género, el matrimonio igualitario, la eutanasia, el cambio climático, la protección del medio ambiente, los Derechos Humanos y muchos campos más.

En un mundo marcado por el internet y las redes sociales, los multimillonarios o magnates de la globalización han decidido financiar los proyectos de cooperación internacional con una mirada supuestamente progresista. Fundaciones, ONG, gobiernos de Occidente y los organismos internacionales adscritos a la Unión Europea y al Sistema de Naciones Unidas cada vez están más alineados con conceptos ideológicos convertidos en fundamento de las novedosas políticas públicas diseñadas.

Si en el pasado el Fondo Monetario Internacional imponía Ajustes Estructurales en las economías de América Latina, hoy la cooperación internacional pretende virtualmente imponer políticas sesgadas que incluso pueden colisionar con las libertades fundamentales. Lo cierto es que todos aquellos que militaron en partidos y movimientos de izquierda marxista hace unas décadas; hoy son los gestores de organismos no gubernamentales presentes de modo hegemónico en el plano internacional y en la vida nacional de nuestros países.

En el Perú, los otrora integrantes de la Izquierda Unida que en 1985 postuló con poco éxito a Alfonso Barrantes Lingán a la presidencia de la República (frente a Alan García) son actualmente los líderes de la «costra caviar» que deciden la suerte de la política nacional. Diego García Sayán, desde una posición discreta, y Gustavo Gorriti, desde el Instituto de Defensa Legal, junto con decenas de ex militantes de la Izquierda Unida de los años ochenta y cuadros políticos y activistas más jóvenes, son los voceros de un sin número de ONG que pretenden erigirse en autoridad moral y censores de la política nacional.

Si Occidente equivocadamente creyó que los nacionalismos serían superados por el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la revolución tecnológica y el avance de la libertad en el mundo; ocurre lo mismo en el plano ideológico ante el avance de un globalismo avasallador financiado irresponsablemente, sobre todo «por los nuevos ricos» en tiempos de crecimiento del comercio internacional. La agenda de Naciones Unidas esconde una ideología que pretende imponerse por encima de valores fundamentales como la libertad humana y la familia.

El presidente Joe Biden está lejos de ser un líder que defiende la libertad, por ello su gobierno no tuvo reparo en acercarse y llegar a acuerdos con el dictador Nicolás Maduro, levantando parte importante de las sanciones económicas impuestas. Biden confió en que el gobierno venezolano convocaría a elecciones libres y transparentes. Hoy la tiranía de Caracas se mantiene fuerte, impidiendo la postulación de María Corina Machado a la presidencia; del mismo modo, Díaz Canel reprime al pueblo cubano, así como lo hace la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua. Las tiranías deben ser depuestas en el mundo. Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas deben prevalecer. Es el momento de defendernos de las tiranías, del globalismo avasallador y de las nuevas formas de imperialismo.

José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

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