Por tercera vez, Rusia atacó con drones iraníes la capital de Ucrania, pero la defensa antiaérea de Ucrania logró atajarlos, según las autoridades, que insisten en la necesidad de proteger mejor su cielo con sistemas como las baterías antimisiles Patriot, cuyo envío estaría ultimando ya Estados Unidos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, expresó: “Los terroristas comenzaron la mañana con el lanzamiento de 13 Shahed. Los 13 fueron derribados por las Fuerzas de Defensa Aérea de Ucrania. Bien hecho, estoy orgulloso”.
La Fuerza Aérea de Ucrania explicó que los Shahed-136/131 fueron lanzados desde la costa este del mar de Azov. El jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev, Serhiy Popko, afirmó que los fragmentos de los drones kamikaze alcanzaron un edificio oficial y otros cuatro edificios residenciales sufrieron “daños menores” en el distrito Shevchenkivskyi de la capital.
El jefe de la Administración Militar Regional de Kiev, Oleksiy Kuleba, sostuvo que Rusia apuntó a la infraestructura crítica de la provincia y la capital, pero únicamente restos de los Shahed derribados dañaron una casa particular. No hubo víctimas ni en la región ni en la capital, según las autoridades ucranianas.
El portavoz de la Fuerza Aérea, Yuriy Ignat, señaló que se trata del tercer ataque reciente con drones de fabricación iraní después de que reaparecieran en la noche del 6 al 7 de diciembre tras una pausa de tres semanas y que la inteligencia ucraniana intentara averiguar si los utilizados hoy son nuevos o pertenecen a un envío anterior.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos logró una alianza con el estado de Nebraska para ampliar el espacio de detención para “extranjeros criminales” detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta es la tercera alianza estatal que ICE logra luego de las prisiones de “Alligator Alcatraz” en Miami y “Speedway Slammer” en Indiana y la nueva instalación será apodada como “Cornhusker”.
En la mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, en febrero del 2022, las fuerzas de Rusia lanzaron más de 500 misiles y drones contra Kiev, la capital de Ucrania, dejando al menos 23 heridos y causando gran destrucción e incendios en zonas urbanas.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que las explosiones provocaron incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de proyectiles en múltiples zonas residenciales. Agregó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados. Agregó que entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi cayeron fragmentos de drones. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas.
Estos ataques se producen luego de informarse de una charla que sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Rusia, Vladimir Putin. Ayer, el mandatario de Ucrania, Vladímir Zelensky, dijo haber acordado con Trump fortalecer la defensa aérea ucraniana.