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Sendero Luminoso y el extremismo sin límites. Por: José Antonio Torres Iriarte.

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El golpismo ha marcado la historia nacional, como expresión de los militarismos de diferente signo político y el accionar de una oligarquía que prefirió proscribir políticamente a sus adversarios.

Las dictaduras en América Latina demostraron en el tiempo, no sólo que carecían de respaldo popular, sino que expusieron a sus líderes a posteriores encausamientos judiciales y a la imposición de sentencias judiciales condenatorias.

En el tiempo, nunca estuvo ausente el debate político e ideológico, por el contrario en épocas dictatoriales, las universidades se convirtieron en el espacio para la difusión de ideas y para la organización política con miras a la toma del poder.

En el Perú, Sendero Luminoso se organizó en las aulas universitarias bajo el influjo de la puesta en marcha de la ley de gratuidad de la enseñanza en los años sesenta, el aumento del presupuesto público y la masificación de la educación universitaria.

La dictadura de Velasco Alvarado que impulsó reformas sociales, no fue capaz de organizar un partido político, optando sobre todo por el asesoramiento de intelectuales procedentes de la izquierda marxista, no comprendiendo que movilizar a las «masas» con recursos del gobierno, eran formas burdas de manipulación política.

La caída del velasquismo en agosto de 1975, no generó ninguna reacción popular o movilización de las masas que supuestamente respaldaban al gobierno.

La llamada segunda fase del gobierno de las Fuerzas Armadas liderada por el General Morales Bermúdez de una manera innecesaria permaneció 5 años en el poder, período en el que en las universidades seguían creciendo los frentes estudiantiles marxistas leninistas, maoístas, moscovitas; teniendo la abierta oposición del movimiento estudiantil aprista.

Las elecciones a la Asamblea Constituyente fueron la gran oportunidad para el debate político, la victoria de Haya de la Torre y el APRA fue amplia, pero no contundente. Los asambleistas del FOCEP, UDP, Partido Comunista Peruano, Partido Socialista Revolucionario y otros representaron alrededor de un tercio de la asamblea. Fue decisivo el papel del PPC y deplorable que Acción Popular y Fernando Belaúnde optaran por no participar en las elecciones de junio de 1978.

La Constitución de 1979 no fue suscrita por los asambleístas de izquierda marxista. Sendero Luminoso decidió el camino del accionar terrorista, en momentos en los que el Perú retornaba a la democracia; por ello un día antés de las Elecciones Generales dejaron sentado su voluntad de insurgir contra el Estado de Derecho. La influencia nefasta de la revolución cubana había marcado a toda una generación, por un lado, las ideas de la Tercera Internacional pro soviética , como a la vez el camino del maoísmo se entrelazaban en los movimientos de izquierda revolucionaria.

Abimael Guzmán desdeñaba las reformas impulsadas, luego de la muerte de Mao Tse Tung y siempre tuvo como propósito imponer el terror en el Perú, tomando como referente la llamada «guerra del campo a la ciudad» y la «revolución cultural» impuesta en un país con más de mil millones de habitantes, distanciado de la URSS y aún no insertado en la economía internacional.

El senderismo nunca tuvo el apoyo de vastos sectores del país, por ello sus militantes no dudaron en asesinar a policías, militares, dirigentes sociales como María Elena Moyano, a más de 1200 militantes apristas y a centenares de campesinos en todo el país. Si la guerra de guerrillas fue el norte del accionar político recomendado por el castrismo y el guevarismo; Abimael Guzmán pretendía ser un líder mesiánico, que honrara la tradición del maoísmo más ortodoxo. Sendero Luminoso debe ser derrotado en el plano de las ideas, en el accionar político y con la movilización organizada.

El 7 de diciembre de 2022, como el 30 de setiembre de 2019 y el 5 de abril de 1992 son la más cabal demostración del golpismo, más allá de las diferencias y circunstancias. El Perú debe dejar atrás el camino del golpismo, de la proscripción política y del fraude electoral. Pedro Castillo nunca deslindó con Sendero Luminoso, a lo largo de su gobierno alentó siempre la convocatoria a una Asamblea Constituyente y el cierre del Congreso.

Pedro Castillo es un violentista por naturaleza y un corrupto por vocación; que incluso en las circunstancias más adversas sigue utilizando el camino de la victimización, del cinismo y la mentira, con el claro propósito de recuperar el poder o crear condiciones para el accionar de los extremistas de izquierda, sólo hábiles para sembrar el caos, la destrucción y la anarquía. El gobierno que preside la señora Boluarte debe ser un período de transición, en el que se creen condiciones objetivas para convocar a elecciones generales, organizadas por organismos electorales presididos por autoridades que merezcan la confianza ciudadana.

El Perú es desafiado en el frente externo, lo que exige respuestas políticas inmediatas a los gobiernos de México, Argentina, Colombia y Bolivia especialmente. Sendero Luminoso debe ser derrotado en el plano ideológico y político. El Perú requiere de partidos con ideario, historia y ejecutoria en la confrontación política con los extremistas de izquierda, hábiles para multiplicar la pobreza y sembrar el caos. La libertad debe ser defendida como valor superior. La amenaza totalitaria se cierne sobre el Perú.

Por: José Antonio Torres Iriarte.

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Mi opinión de la semana en FINDE NIUS (año 3 – finde 103)

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Mi opinión sobre las noticias de la semana FINDENIUS (Año 3, Finde 103 – 7/4/2024) – Hablo de: Marlon Brando, la venta de segunda mano, la Calima y mi recomendación videoclip de «Mala ft. Virginia Guantanamera» de TABAIBA

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«Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas», por José Antonio Torres Iriarte

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El comunismo internacional, adscrito a la Tercera Internacional, fue derrotado políticamente cuando cayó el «Muro de Berlín», se disolvió la URSS, se consumó la reunificación alemana y los países de Europa del Este abandonaron la planificación centralizada, optando por la democracia y la economía de mercado. Para un sector de los historiadores del siglo XX, la centuria anterior concluye en 1991, cuando tuvo su punto final la llamada «guerra fría».

Hoy el mundo comprueba cómo un líder autoritario como Vladimir Putin, enarbolando las banderas nacionalistas, decide invadir Ucrania bajo pretexto de defender la seguridad nacional ante el avance de la OTAN y una influencia cada vez mayor de Occidente en los territorios que fueron parte de la URSS o que pertenecieron a la zona de influencia soviética. Lo cierto es que ni la internacionalización de la economía ni la revolución tecnológica en curso han significado el fin de los nacionalismos en el mundo.

La Rusia de los Zares a inicios del siglo XX, posteriormente la Unión Soviética liderando la llamada «revolución bolchevique» en todo el mundo, ni el Ejército Rojo tomando Berlín en 1945, pueden ser negados como hechos relevantes en la historia del último siglo. La Federación Rusa ocupa el asiento que antes tuvo la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si bien es cierto que la economía rusa ha quedado rezagada respecto a las principales economías globales, no puede olvidarse que Rusia sigue siendo una potencia nuclear.

En un escenario internacional cambiante, ha surgido la República Popular China con su enorme fuerza productiva y su cada vez mayor presencia en América Latina y África; así como también la India, con una población ligeramente mayor que China. Rusia no pretende ser actualmente un promotor del comunismo internacional en el mundo; sin embargo, no ha abandonado la cooperación y el asesoramiento militar en América Latina.

Por otro lado, los Estados Unidos desde los años del presidente Clinton pretendieron liderar la expansión de la libertad en el mundo; sin embargo, la Iniciativa de las Américas y el ALCA fracasaron ante el surgimiento en América Latina de gobiernos adscritos al llamado «socialismo del siglo XXI», representados en el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. El marxismo-leninismo, inspirador del castrismo y dogma para los movimientos guerrilleros de la década de los sesenta, fueron replegándose militarmente o devinieron con el tiempo en brazo armado del narcotráfico, como ocurrió en Colombia.

Fidel Castro hábilmente, en los años noventa, ante el colapso de la economía cubana, apostó por abrir la economía cubana a la inversión hotelera y el sector turismo; pero sobre todo optó por desarrollar otras estrategias políticas, alentando el posicionamiento de líderes sindicales como Lula en Brasil o caudillos militares como Hugo Chávez en Venezuela. Fidel Castro no tuvo reparo en recibir a Juan Pablo II en 1998, como muestra de apertura política y religiosa.

Mientras se desarrollaban reformas económicas en Rusia, en Europa se daban pasos seguros hacia la Unión Europea y el establecimiento del euro como moneda única. La Unión Europea incorporó a países de Europa del Este y amplió el radio de influencia de la OTAN, dejándose atrás el Pacto de Varsovia. La globalización de la economía se impuso en un contexto de conflictos nacionalistas o «guerras de baja intensidad», como la ocurrida en los Balcanes. El terrorismo internacional sorprendió al mundo en el 2001, así como la invasión de Irak marcó una época.

En el plano ideológico, los otrora partidos comunistas dejaron de lado las tesis de la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El neomarxismo desde la academia y los organismos no gubernamentales desde la llamada «sociedad civil» ganan espacio político y desarrollan un nuevo discurso que se sintetiza en el derecho al aborto, la ideología de género, el matrimonio igualitario, la eutanasia, el cambio climático, la protección del medio ambiente, los Derechos Humanos y muchos campos más.

En un mundo marcado por el internet y las redes sociales, los multimillonarios o magnates de la globalización han decidido financiar los proyectos de cooperación internacional con una mirada supuestamente progresista. Fundaciones, ONG, gobiernos de Occidente y los organismos internacionales adscritos a la Unión Europea y al Sistema de Naciones Unidas cada vez están más alineados con conceptos ideológicos convertidos en fundamento de las novedosas políticas públicas diseñadas.

Si en el pasado el Fondo Monetario Internacional imponía Ajustes Estructurales en las economías de América Latina, hoy la cooperación internacional pretende virtualmente imponer políticas sesgadas que incluso pueden colisionar con las libertades fundamentales. Lo cierto es que todos aquellos que militaron en partidos y movimientos de izquierda marxista hace unas décadas; hoy son los gestores de organismos no gubernamentales presentes de modo hegemónico en el plano internacional y en la vida nacional de nuestros países.

En el Perú, los otrora integrantes de la Izquierda Unida que en 1985 postuló con poco éxito a Alfonso Barrantes Lingán a la presidencia de la República (frente a Alan García) son actualmente los líderes de la «costra caviar» que deciden la suerte de la política nacional. Diego García Sayán, desde una posición discreta, y Gustavo Gorriti, desde el Instituto de Defensa Legal, junto con decenas de ex militantes de la Izquierda Unida de los años ochenta y cuadros políticos y activistas más jóvenes, son los voceros de un sin número de ONG que pretenden erigirse en autoridad moral y censores de la política nacional.

Si Occidente equivocadamente creyó que los nacionalismos serían superados por el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la revolución tecnológica y el avance de la libertad en el mundo; ocurre lo mismo en el plano ideológico ante el avance de un globalismo avasallador financiado irresponsablemente, sobre todo «por los nuevos ricos» en tiempos de crecimiento del comercio internacional. La agenda de Naciones Unidas esconde una ideología que pretende imponerse por encima de valores fundamentales como la libertad humana y la familia.

El presidente Joe Biden está lejos de ser un líder que defiende la libertad, por ello su gobierno no tuvo reparo en acercarse y llegar a acuerdos con el dictador Nicolás Maduro, levantando parte importante de las sanciones económicas impuestas. Biden confió en que el gobierno venezolano convocaría a elecciones libres y transparentes. Hoy la tiranía de Caracas se mantiene fuerte, impidiendo la postulación de María Corina Machado a la presidencia; del mismo modo, Díaz Canel reprime al pueblo cubano, así como lo hace la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua. Las tiranías deben ser depuestas en el mundo. Ni el tirano de Moscú, ni el tirano de Caracas deben prevalecer. Es el momento de defendernos de las tiranías, del globalismo avasallador y de las nuevas formas de imperialismo.

José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

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